Soy su omega ¿Y qué?

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Habían pasado dos semanas desde aquella fiesta y el episodio con Moa y toda la Universidad sabía que tuvimos sexo y me había marcado. No me agradaban las miradas pero se notaba cierto "respeto", ¿Acaso era un maldito logro hacer que Moa Kikuchi te clavara los dientes en el cuello y te reclamara como su Omega? La verdad que todos estaban locos.

-¿Me pueden dejar de mirar?- dije algo frustrada mientras abría mi locker y sacaba varios libros, un grupo de idiotas hormonales me miraba el culo; ellos se sorprendieron y se fueron rápido.

-¿Qué le pasa a mi omega?- el olor de Moa impregnó mis fosas nasales.

-Y tú déjame en paz- la empujé por el pecho y seguí mi camino.

-Wow wow- se puso junto a mí en un dos por tres, maldecía sus piernas largas -¿Estás por entrar en celo?- se puso a olfatear a mi alrededor -¿Sigues tomando los supresores?-

-No y si- respondí simplemente -Lo que pasa Kikuchi es que todo el maldito mundo me mira- me detuve a mitad del pasillo y ella por poco sigue de largo.

-¿Y eso que tiene de malo?- me despieinó y me hizo seguir caminando.

-¿Será por qué me incomoda?- pregunté algo obvia.

-Tú no te preocupes, es que están celosos- sonrió y sus hoyuelos hicieron aparición -O quieren poseerte o quieren poseerme, una de dos-

Reí con ganas y negué con la cabeza.



...


Otra fiesta, otra vez alcohol y droga, otra vez en su cama.

-Moa, Moa, dios es muy grande- daba sentones contra su miembro, sintiendo sus uñas clavarse contra mis muslos y como su semen caía entre mis piernas ante un nuevo orgasmo.

Decidí no parar y volví a cabalgarla con energía.

-Te mueves muy bien mi omega- gruñía cada que mi cuerpo caía contra sus caderas y me dio una fuerte nalgada -Nunca creí que hicieras esto tan bien, me vas a dejar seca- tiró la cabeza hacia atrás.

Seguimos así hasta que un nuevo orgasmo nos golpeó con fuerza; dejé caer mi cabeza contra su pecho y sentí como su nudo se deshinchaba.

-Eres increíble- Moa besó mi cabeza y suspiró de gusto -Me dejaste agotada-

-Lo que sea por mi alfa- besé su pecho sudoroso y sonreí -Puedo hacerte lo que quieras- me volví a incorporar y moví mi sexo contra su miembro de forma provocativa.

-Mereces un castigo por eso- me puso debajo de ella y volvimos a hacer el amor de forma necesitada.


...


Con Moa éramos muy felices con nuestra vida sexual, aunque había personas que al parecer no les gustaba aquello.

Ese día había salido de clases más temprano por lo que había decidido hacer tiempo para esperar a Moa. Estaba en el baño retocando mi maquillaje cuando, gracias al espejo, logré ver como un grupo de chicas (obviamente omegas) entraba.

-Miren quien está aquí- dijo Rinon Isono, una de las otras tantas que se había acostado con Moa -Nakamoto- sonrió con malicia y cerró con seguro la puerta del baño.

-¿Qué quieres?- suspiré y la miré a través del espejo.


(Pongan la canción ahora perros bellos y sensuales)


-¿Qué mierda hiciste con Moa?- se arremangó y vi como sus amigas se ponían frente a la puerta -¿Algún tipo de brujería?-

-No jodas- la miré desafiante y me crucé de brazos... Groso error...

Sentí su puño golpear mi mandíbula desde abajo, haciendo que caiga hacia atrás; aún aturdida por el golpe inicial, no logré bloquear su otro puño, que fue a parar a mi estómago. Escupí algo de sangre cuando logré estabilizarme y me puse en posición de defensa.

-Ya te dije que no molestes- logré darle un izquierdazo y empujé a las otras matonas con fuerza, logré salir rápidamente al pasillo.

-¡No te me escapas hija de la gran puta!- me agarró por la espalda e hizo que ambas caigamos de boca al suelo.

Debido a los gritos del baño y después en el pasillo, varios alumnos salieron a ver que pasaba, entre ellos Moa.

-¡¿Qué putas hiciste con Moa?!- daba un puñetazo tras otro contra mi cara.

-¡Ya te dije que nada maldita enferma mental!- le di un rodillazo en las costillas -¡No es mi culpa que ella me haya marcado a mí!-

-Maldita, debería matarte, nadie toca a MI MOA- me agarró del cuello de la camiseta y me estrellaba contra el suelo.

-¡Vete al diablo, soy su omega, ¿Y qué perra?!- le grité y sentí su frente estrellarse contra mi nariz -

Sintiendo un dolor terrible y la sangre entrar en mi boca, logré darle un golpe en la mandíbula y me desmayé justo cuando ella se me caía encima.

Sexo, alcohol, drogas y Rock & RollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora