Capítulo 5

3.3K 363 163
                                    

Abrió los ojos de golpe, despertando de aquella pesadilla. Intento moverse, cosa que le fue imposible al estar aprisionado por un abrazo. Con cuidado se desenvolvió de los brazos de Rubius, se levantó Y caminó al baño, lavandose el rostro pues notó que lágrimas secas estaban por sus mejillas.

Se dirigió a su cama, sentandose en esta y mirando a través de la ventana. Algo le llamó la atención, alguien estaba merodeando por ahí. Se levantó de nuevo, colocándose el saco y saliendo a ver qué sucedía. A lo lejos, una mujer salía de la zona segura, adentrándose en el bosque. Curioso, guardó una de sus armas y fue detrás de ella, como medida de precaución.

Duraron un rato caminando, hasta que divisó la Alcaldía a lo lejos. Esto lo desconcertó, pero intuyó en un segundo lo que pasaba. Había un traidor entre ellos.

Se escondió, intentando poder escuchar algo. Así que solo se asomó por una de las ventanas que no estaba custodiada en esos momentos. Dentro, observó a Luzu y a una mujer, una que algunas veces había visto en su refugio.

- ¿Para que necesitaba verme, alcalde? Tengo entendido que el reporte se lo daría mañana.

- Mi hijo está desaparecido, necesito adelantar un par de cosas porque mi tiempo va a ser ocupado en su mayoría en la búsqueda de él.

Esto tomó totalmente desprevenido a Quackity. De haberlo sabido antes, probablemente sus atentados hubieran cobrado más ventaja. Pero ahora sabiendo esto, podría aprovechar la situación. Aunque primero debía deshacerse del traidor.

Suspiró cansado y se empezó a alejar del lugar, cuando un guardia le vio. Estaba demasiado oscuro así que no se podía ver tanto, pero por si acaso sacó su arma y se fue alejando. No fue hasta que alguien apareció con una antorcha e iluminó el camino, gritándole que se detuviera. Quackity entró en pánico y salió corriendo con dificultades.

El secuaz lo siguió, no sin antes alertar a los demás (y al alcalde, por supuesto). No sé le hizo difícil alcanzarlo debido a lo lento que ahora corría el revolucionario, su estómago le daba demasiada desventaja. Lo aprisionó con los brazos hacia atrás, mientras Quackity, muerto de miedo, hacía lo que podía por deshacerse del agarre. Se quedaba poco a poco sin fuerzas, hasta que un disparo se escuchó y el secuaz cayó al suelo, manchando el pasto de sangre.

A unos metros, se encontraba Missa, temblando por lo que acababa de hacer, guardando con cuidado su arma y acercándose a Quackity para auxiliarlo. Cómo pudo lo cargó y se fue corriendo al refugio.

En cuanto llegaron, se dispusieron a levantar a todos ahí, alertando de la traidora y que debían evacuar inmediatamente el lugar. Cochi y Rubius empezaron a organizar a la gente mientras Beni los iba guiando. Mientras tanto, Missa cuidaba de Quackity, en lo que recuperaba energías para irse de lugar.

- ¿Puedes caminar, Quackity? ¿O necesitas que te cargue de nuevo?

- Estoy bien, solo fue el susto y el cansancio. Puedo moverme por mi cuenta.

El chico de máscara asintió, ayudándole a levantarse y salir de la cabaña, se colgó las mochilas y salieron, siguiendo a Cochi y Rubius que ya habían acabado de hacer todo.

(;;;)

Luzu llegó liderando a sus secuaces, al lugar en donde se supone que estaba el refugio de Quackity. No fue sorpresa alguna para él cuando no hallaron rastro de nadie ni nada. Amelia, quién estaba con ellos, estaba medianamente asustada. Quackity ya sabía de su identidad y su papel como impostora, si intentaba acercarse a ellos su muerte era segura.

- Necesito que los busques y te infiltres de nuevo.

- Pero alcalde... Es peligroso hacer eso, podrían describirme y tal vez matarme...

La Flor que Nació en Guerra - (AU) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora