Capítulo 9

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(Parte 2)

Paseaban agarrados de la mano mientras el más grande tenía en sus hombros al pequeño niño, hijo de ambos. Tan parecido a sus padres como mostrando sus propias características. Eran una familia algo singular, pero hermosa.

El mayor, castaño y de ojos rojos se detuvo unos instantes. Su marido, azabache con ojos heterocromáticos, le miró con curiosidad.

— ¿Luzu?

No respondió nada, lo cual preocupó aún más al azabache, quien se acercó al castaño con una expresión de confusión, la que se fue transformando en una de miedo al notar como no podía moverse y Luzu se iba alejando cada vez mas con su hijo tomado de su mano. Intentó correr, sin exito alguno, y tan solo se quedó ahí hasta verlos desaparecer.

Lágrimas corrían por sus mejillas sin consuelo, todo su ser estaba lleno de temor. ¿Eso podría pasar?

— Es triste ver cómo nuevamente te quitan a alguien, ¿verdad?

La voz de Merlon resonó en el lugar, mientras todo el panorama cambiaba nuevamente al lugar del espejo. Esta vez el anciano no se manifestó y Quackity tan solo observó con miedo el espejo.

Dónde un hombre con cuernos de cabra golpeaba a su hermano mientras le arrebataba a su pequeño de sus brazos y lo dejaba solo ahí. La expresión de dolor era la misma en ambos híbridos.

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Despertó totalmente agitado y sudando, con las mejillas empapadas de lágrimas. A su lado se removió Rubius, asustado por el repentino movimiento que hizo Quackity.

— ¿Pato? ¿Qué sucede?

No respondió, simplemente lo abrazo con fuerza, procurando no presionar su estómago, y nuevamente se mostró vulnerable ante el oso, quien, no sabía por qué, pero se sentía lleno de culpa al no poder hacer algo para mejorar el estado de ánimo de su amigo.

Quackity no solía contarle sobre esas pesadillas ni sobre el lugar del espejo, por lo que era difícil comprender el suplicio que atravesaba el pato. A Quackity le daba miedo que se entraran de eso, no quería ser señalado de loco ni mucho menos. Además, nadie debía conocer ese pasado, nunca más.

Estuvieron un rato así, hasta quedar nuevamente dormidos, está vez sin pesadillas. Merlon había decidido dejarlo en paz un rato.

(...)

— ¿De qué estás hablando, Agua?

El tema de conversación entre los hermanos era interesante. Agua, como siempre, dejaba fluir los chismes entre sus hermanos a sus hermanos, como el que ahora mismo le contaba a Tierra.

Hace algunos días estaba explorando los alrededores (se había escapado) y por casualidad se dio cuenta de cierto chico de ojos naranjas, quién torpemente trataba de pescar algo en el río. Quiso acercarse, pero algo le dijo que no debía hacerlo, sin embargo, fue rápidamente a contárselo a su hermano más "confiable", Viento. Este, al saberlo, inmediatamente empezó a buscarlo, aunque era un plan a escondidas porque no quería que nadie lo supiera. Después de todo, Fuego ya no era bienvenido entre ellos.

— Viento tiene a Fuego en una cabaña en el bosque...

— ¡Vamos a verlo!

— ¡No! Presiento algo malo, Tierra, no me agrada esta sensación. Y presiento todavía más que Fuego tiene mucho que ver.

— ¿Qué cosa mala crees que va a suceder? Fuego es un simple chico, no haría nada malo, ¿cierto?

Ambos se miraron con inquietud, pero al final decidieron ir hacia donde estaban ellos con tal de mantenerse tranquilos y, aunque jamás lo iban a admitir, extrañaban a su hermano.

La Flor que Nació en Guerra - (AU) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora