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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 1


Elisse llegó a Nevermore hace un año, a mitad del primer semestre. Todavía recuerdo el día de su entrevista. Los nervios la consumían y parecía que se había levantado de la cama tan solo para vestirse. Casi no le doy el puesto por haberse presentado veinte minutos tarde.

Pero ahora sé que eso habría sido un gran error. Elisse es la mejor maestra de música que hemos tenido hasta ahora. Todos sus estudiantes la adoran. Y a mi me parece que posee demasiado talento como para ser solo una maestra de secundaria.

Ahora mismo, de pie ante la puerta de su salón, mientras la veo tocar el piano con esas manos tan delgadas y blancas, un sentimiento extraño me embarga. Durante toda mi vida como directora nunca antes había experimentado algo similar por ninguna otra maestra. Será porque nadie es como ella.

Elisse es dulce. Tanto que a veces tiende a parecer infantil. Podría jurar que incluso es ingenua en muchos aspectos. Cuando me mira con sus ojos azules y ligeramente almendrados mi corazón se acelera. Al escuchar su risa me es inevitable no reír también. Por alguna razón siento la necesidad de protegerla.

—Y es así como se interpreta a Bach -dice al terminar de tocar. Se pone de pie y hace una reverencia. Yo me uno a los aplausos de los chicos. Ella voltea—. Oh, señorita Weems -sonríe-. No me di cuenta del momento en que llegó.

Yo me limito a sonreír, así que ella rodea el piano para caminar hacia donde permanezco. Me tenso cuando reparo en lo cerca que ahora Elisse está de mí. Por un segundo me pierdo en el puñado de pecas que se esparcen desde su nariz hasta su frente.

—¿Necesita algo? —pregunta. La voz de Elisse es suave. No es aguda pero tampoco grave. Es perfecta para mis oídos. Podría escucharla durante horas.

—Nada —respondo. Es extraño el hecho de que ante ella no sé muy bien qué decir. Además de que casi todo el tiempo me muestro absurdamente entusiasmada y aduladora—. Solo pasaba por aquí, escuché su pequeño concierto y no pude evitar venir a presenciarlo. Como siempre le digo, fue una ejecución majestuosa.

Elisse sonríe una vez más, haciendo que este sentimiento en mí crezca. Se voltea a los alumnos por un momento. Algunos se han acercado al piano para intentar igualarla y yo solo pienso en lo lejos que están de eso. Otros simplemente conversan entre sí. Pero todos por igual quedan en silencio cuando la voz de Elisse resuena en el lugar.

—Por favor, repasen la teoría —les dice—. Recuerden que es necesario para llegar a la práctica. Es todo por hoy, pueden retirarse. Que disfruten de su fin de semana.

Mientras Elisse contesta algunas preguntas que los muchachos le hacen, yo la observo. Miro su espalda delgada y la forma en la que su cabello rubio, que está recogido en una media cola, le cae a los hombros. Sin querer mis ojos viajan al sitio en donde sus glúteos inician. Doy la vuelta de inmediato, tratando de que el ardor en mi rostro no pase a más.

Sin embargo, cuando escucho su voz otra vez detrás de mí, me pongo nerviosa y me ruborizo. Respiro antes de mirarla. El color rosa de su blusa contrasta con el azul de sus ojos. Los hace resaltar, lo cual me gusta. Al notar que sus labios se curvan en una sonrisa casi imperceptible me doy cuenta de que estoy tardando en hablar, pero ni siquiera es necesario ya que Elisse lo hace por mí.

—¿Le gustaría acompañarme al comedor? —pregunta. La respuesta sale de mí como si estuviera programada.

—Tengo una reunión dentro de diez minutos —miento. No sé por qué, simplemente lo hago. Entonces la sonrisa en el rostro de Elisse desaparece.

—Ah, de acuerdo —asiente, mirando a la nada.

Elisse parece decepcionada y eso solo me hace sentir una tonta. Pero no me puedo permitir ningún tipo de cercanía con ella. No puedo alimentar este sentimiento. Ella es una maestra y yo soy su directora. Las relaciones de ese tipo aquí están prohibidas. Además, ni siquiera sé si a ella le interesan las mujeres. No sé si está casada. Pero el hecho de que no hay una alianza en su dedo me hace suponer que no lo está.

𝒜𝓂ℴ𝓇 𝓎 ℴ𝓉𝓇𝒶𝓈 𝓈ℴ𝓃𝒶𝓉𝒶𝓈 / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora