Conocí el amor, al atardecer,
cuando el día ya casi se agotaba.
Fue una sensación de extraño placer;
yo sentía en el alma que le amaba,
y descubrí en su canto de mujer
la ternura que de amor me llenaba.
Una ilusión que me trajo dolor,
y llantos y angustias, y ¡qué agonía!
Por la causa de vivir ese amor
palmo a palmo mi vida se perdía.
Yo la quise, no le guardo rencor,
aunque por ella sufro todavía.
¡Qué hipocresía! ¡Cuánta falsedad!
De ese amor sólo tuve sufrimiento.
Muero de pena en la mediocridad
y en mi cruel agonía me lamento.
¡Cuánta tristeza! ¡Cuánta soledad!
Pa' derramar en llanto lo que siento.