Mujeres, ¿por qué me causan tanto sufrimiento?
¿Acaso no saben que he nacido para amar?
¿Acaso olvidaron que nacieron para amarme?
Noche y día yo rezo mis plegarias al viento
y derramo mis lágrimas como lluvia al mar;
pero nunca encuentro quien pudiera consolarme.
No soporto esta angustia de verme perecer.
No quisiera volver a caer en tentación.
A pesar de todo sigue siendo la mujer
una verdadera e irresistible tentación.
La encontramos por la calle, al doblar la esquina,
tropezamos con su presencia en un mismo bar...
Tiene olor a muerte, es un ángel que extermina,
sombra cuyo rastro nunca has de poder borrar...
Ser acompañante del hombre no debería
porque tanto le hace sufrir con su hipocresía.