Las paredes que conforman el cuarto
de mi eterna soledad,
he grabado con sangre mis angustias
como tu nombre llevo dentro de mi memoria.
Tu nombre es una oración
que rezo minuto a minuto
para acordarme de vos.
Te llamo, sólo pienso en repetirte,
tu silencio se lleva mis palabras,
tu recuerdo se va marchitando lentamente.
Lágrimas que no he podido llorar
ahogaron la esperanza que guardaba,
se llevaron mi inocencia
y me robaron la alegría
de tenerte siempre conmigo.
Mi vida está tras el espejo,
está presa de miedo, casi muerta,
injuriando calumnias, blasfemando,
estoy muriendo sin consuelo,
y pienso en aquellos días
que eran de felicidad,
y escupo mi rostro,
y vos aparecés de la nada
en un suspiro vago y brumoso...
Sonrío, lloro, me sereno un poco;
había soñado verte,
y sigo manchando las paredes
con mi eterna y oscura soledad.