Te quiero, Luz Alba,
con la fuerza del deseo
que abriga mi espíritu,
como noches desnudas
que prodigan tu encanto;
amo y sueño una flor del otoño:
la dulce mirada tibia
de tus ojos crispados.
Te quiero, Luz del Día,
como al aire que respiro
con el frío de la lluvia
cayendo sobre el mar;
amo al pájaro que vuela
en direcciones opuestas
místico de amores.
Te quiero, Luz Nocturna,
junto al lirio del valle
que florece en las estrellas,
así espigan mis ansias
por tenerte un día
bajo la sombra augusta
de la luna ingenua
en el altar de los rituales.
Te quiero, Luz Marina,
como fuego y laberinto
en el mar de mi cerebro,
como el todo de mi todo.