Sorprendióla el amanecer
tan triste y desdichada,
la luz de su linterna
en el alma se apagaba;
anduvo, llorando anduvo
por los rincones de la tierra
apedreando en su dolor
el olvido, y su pena
era el brazo que abrazaba
la esperanza de un amor;
y en su triste lamento
solamente pedía
una oportunidad,
se aproximaba el día
en que había de llegar
el príncipe de sus sueños...
su tristeza no acababa,
se cansó de esperar
y su amante no llegó;
y entre noches de angustia,
sorprendida entre dolores,
el ángel de la muerte
con su manto le cubrió.