Capítulo 11: Aberración (2° Parte)

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Volvieron los científicos al anochecer del día siguiente, esta vez trayendo guarniciones. Colocaron parte de eso sobre las "jaulas" y se dispusieron a observar. Activaron las poleas y dejaron caer la comida.

—La dieta de la polilla no se ha alterado, se está nutriendo de los numerosos ramilletes de solidago.

—El grillo también parece disfrutar de las flores, aunque lo alimenten más las frutas y ese lomo de res.

A la mantis le habían arrojado múltiples arañas... y un conejo muerto, los cuales devoró sin ningún problema, pero con un notable apetito por el mamífero.

El francés se sonrió.

—Tuer de Lapin. —Fue mirado por sus compañeros—. ¿Qué les parece ese nombre?

—Que original... —dijo Farley con una notoria ironía.

Jupe había escuchado todo lo que habían dicho esos hombres y volvió a dirigirse a quien ahora comía flores.

—Oye, ellos te siguen llamando polilla, pero creo que es lo que eres, no quién eres. Ese no es tu nombre.

Quien lo escuchaba asintió, bastante contento con los ramilletes en las manos.

—Mi nombre es Tuer.

Los dos voltearon con rapidez a la otra celda. Ahora la mantis se comunicaba con ellos.

—Mi nombre... es Tuer de Lapin.

—Que... bien.

Su sonido era suave, casi trémulo, pero eso no inspiraba ninguna confianza en el grillo, mucho menos si veía su boca ensangrentada y ese cadáver en sus manos.

Los examinadores se interesaron en como las tres criaturas interactuaban entre sí.


Cuando terminaron, los hombres se dispusieron a colocar el alimento para el evento, en orden. Primero probaron con diversos tipos de plantas por la dieta del insecto base, la cercopoidea. Él ingirió todo, pero bastante calmado. Luego probaron con varias polillas y grillos comunes que encontraron por el bosque, siguiendo la dieta de la mantis pigmeo, los cuales tragó como golosinas por el tamaño. Jupe y la polilla, al ver a sus diminutos iguales, se estremecieron. Finalmente tiraron fruta y un conejo, esta vez vivo. El híbrido devoró las frutas, aplastándolas entre sus dedos y sorbiendo su jugo.

Solo quedaba el conejo. Lo tomó con sus manos y su palpitar se aceleró al sentir el calor que emanaba. Extrajo su larga lengua y penetró la piel del mamífero, succionando su sangre. Los chillidos del animal perturbaron a todos los que se encontraban allí, incluyendo a las personas. La mantis era la única que no parecía inmutarse.

—Tiene una dieta variada —dijo Hughes, anotando—, se alimenta de todo lo que comen los insectos con los que se conforma, pero nuevamente se inclina más por el lado polilla. Omnívoro, sin duda, pero un hematófago por esencia. —Se sonrió—. Es perfecto.

—Falta la última prueba —agregó su compañero natal.

Colgaron una araña viva tras su cabeza, a lo que el evento se apartó con brusquedad.

—Los tres insectos tienen como depredador común al arácnido. El hedor debe alertarlo, eso debe pesar más que su sentido del raciocinio, aunque sea mucho más pequeño.

—Es una forma de controlarlo —acotó Busch.

—Por ahora —dijo Brandt—, hasta que se dé cuenta de que no puede ser realmente herido. Al menos por ese tipo de arañas no.

Aventuras Parisinas VOL.2Where stories live. Discover now