Capítulo 12: Pesadillas (2° Parte)

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El comisionado apretaba con una mano su mejilla regordeta mientras golpeteaba la mesa con los dedos de la otra. Frente a él tenía los informes que envió el forense.

Todos habían muerto por el mortífero piquete, excepto dos; uno de los cadáveres no había sido tocado por ninguna criatura, el fuego fue la causa de su deceso. El otro, por debajo de la piel, tenía marcas de garras y una gran mordida.

El hombre se preguntó si esas heridas habían sido producidas por el mismo ser que extrajo la sangre de los otros cuatro. ¿O acaso eran más?...

Uno de sus subordinados golpeteó la puerta de la oficina y saludó con respeto.

-Perdone, señor, un hombre desea verlo, dijo que su nombre era Sacha Renaud.

-¿Renaud? -Negó e hizo una mueca que torció su bigote. -¿Te dio alguna razón?

-Ninguna, comisionado.

-Llámalo, puede pasar -dijo, guardando los informes con rapidez-. Que sea breve. Si no, que pida una citación.

-No se preocupe, comisionado, lo seré.

Pâté alzó la vista y se fijó en la figura que se asomaba en la puerta. Él echaba hacia atrás unos mechones rebeldes, despejando la frente siena. Sus pobladas cejas negras parecían impasibles sobre sus grisáceos ojos y una hendidura se posaba sobre el tabique de una nariz romana. Sí, ya había visto ese rostro antes.

-¿Qué lo trae a la prefectura, señor Renaud?

-Supongo, entonces, que sabe quién soy.

-Sí. -Lo miró de pies a cabeza-. El abogado.

-Para ser más exacto, el abogado que tuvieron que añadir, por su petición.

-... ¿Busca culparme?

-Lo hago responsable, sí, pero no quiero agredirle. Quiero su ayuda.

-¿Qué necesita? Me encuentra en medio de una labor.

-¿Tiene que ver con los muertos de Meudon? ¿Se supo algo más al respecto?

-Usted no es reportero para hacer ese tipo de consultas.

-Entonces es grave...

-¿Cómo no ha de serlo? Estamos hablando de cadáveres calcinados en medio de un bosque.

Renaud lanzó un gran resoplido y se paseó frenéticamente por la oficina.

-Disculpe, dije que sería breve y sin embargo lo estoy retrasando. Verá, la corte aceptó mi solicitud y reanudó el periodo de investigación. Quisiera pedirle su ayuda, o en su defecto poder acompañar a algún policía al Jardín Botánico.

-¿Además de reportero se cree detective? Usted no irá a ninguna parte.

-¿Podrá ir usted?

-Puedo volver a reunir los casos de asesinato del "Terror", pero ¿por qué necesita que vaya al laboratorio?

-Comisionado, soy un abogado sin cliente y el cliente lo es todo. Tiene que existir alguna forma de conocerlo sin verlo y algo me dice que se puede hallar algo más en ese lugar. Llámelo corazonada, llámelo como se le antoje, pero estoy seguro de ello.

Pâté suspiró pesadamente, tomó su gran saco y pidió ser acompañado a la salida.

-Espere y perdone que lo vuelva a retrasar. -El abogado se interpuso en su camino, precipitándose hacia la puerta-. No quiero que esto lo escuche quien no corresponda.

El comisionado lo miró con cierta incredulidad, la paciencia se le colmaba.

-Pues bien, ¡hable!

-Sé bien que usted demandó una defensa para "el Terror". Cómo dije, no busco culparlo, pero me ha causado insomnio. -Cerró la puerta con cuidado y se le acercó-. ¿Por qué alguien que se dedica a la seguridad social, a la justicia, solicitaría semejante cosa? No es usted el de la idea, alguien se lo pidió. ¿Y quienes más si no los monstruos que irrumpieron en el juicio? Monstruos escoltados por la policía, por el prefecto y por usted. Usted los conoce, y muy de cerca si decidió hacer algo así. Quiero verlos, comisionado, hablarles frente a frente. Nadie más que ellos sabrán que era por lo que pasaba mi desvanecido cliente.

Aventuras Parisinas VOL.2Where stories live. Discover now