Capítulo 9: La vida de un artista (2° Parte)

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Francoeur soñaba que estaba en un hermoso lugar. Escuchaba atentamente los cantos de los grillos y los veía volar por todas partes. Veía otros seres de coloridos colores, con garras, dientes, pinzas, alas...

Enséñame...

Despertó. No era un sueño, era otro recuerdo. Se frotó las sienes y se sentó. Se quedó en esa posición, pensando. Miró a su lado y vio a Lucille en su propia cama. Sonrió, se levantó, se dirigió hacia esta y se puso de rodillas al lado de su cama. Acarició su sien delicadamente y ella despertó. Él besó su frente y ella acarició su cabeza. Se rieron ligeramente y se besaron suavemente.


Más tarde iría al cuarto de su visitante. No obstante, se espantaría al no verlo en su cama.

-¡Oh, no! ¡Ojalá que no haya salido!- Bajó las escaleras y se predispuso a salir cuando escuchó voces en la sala. Siguió estas y se detuvo en el umbral. Suspiró. -Menos mal...- Vio que el grillo comía gustoso diversos frutos, junto a su hermana. Ella lo miró.

-Buen día, hermano, ¿qué había pasado?

-Buenos días. Pensé que él había salido.

-No, está conmigo. Desperté en la mañana y lo vi en el jardín comiendo hojas. Y ahora está comiendo frutas.

Vieron como se le escurría el jugo por la boca. Francoeur sonrió.

-¿Cómo estás?

-¡Mucho mejor!- Dijo, limpiándose. -¡Tienes que probar esto! ¡Es sumamente delicioso!

-Me alegro de que lo disfrutes.

Él asintió con emoción.

Francoeur miró el árbol del jardín. Vio que le faltaban muchas hojas, muchísimas. Incluso había unas ramas arrancadas y tiradas en el suelo. Pensó para sí mismo, que era probable que Carlotta y Lucille lo matarían por eso. Suspiró y se sentó, junto a ellos.

-Bien, Weto, hoy aprenderás unas cuantas lecciones. Pero primero, vas a bañarte.

El grillo tragó e inclinó la cabeza.


Después de media hora, y de un buen baño y secado, la coraza del insecto reluciría. Bajó y se encontró con Francoeur. Este le señaló lo que aprendería, pero Lune lo interrumpió, ofreciéndose para ser su maestra.

Francoeur se alegró de que su hermana quisiera repetir sus lecciones. Asintió y le dio la tutela. Luego subió, poco después bajaría con su amada y saldrían.

Lune vio como partían, sonrió y prosiguió con la lección, no obstante se vio interrumpida.

-No le dijiste de mí.

Fue mirada. Suspiró.

-Le dije que se había hecho amigo de otro insecto. Pero, parece que ya recordó eso, ¿no?

-En parte.

-¿Y tú?

-...Poco. Tú estabas atrapada, recuerdo eso.

Ella desvió la mirada.

-Y tú me sacaste, eso lo agradeceré siempre.- Sonrió. -Esto es parte de mi pago.- Lo vio sonreír.

-El estar aquí es suficiente.


Pasaría el día. Lune y Weto no comentaron su pequeña conversación, pero si el progreso del grillo. Llegaría la hora de almuerzo y él degustaría una porción de papas con carne de res. El sabor era nuevo y a la vez le producía un placer inimaginable. Todos al final se sentarían a leer, acompañando al nuevo aprendiz.

Aventuras Parisinas VOL.2Where stories live. Discover now