Bill
—¡¿Tom de verdad no tienes daño cerebral?! —Le grité tan pronto como doblamos la esquina al alejarnos de Evelyn. Él me miró con confusión.
—¿Qué quieres decir? Hice esto por Taylor —Gruñó mientras yo tensaba mis ojos en él.
—¿Crees que puedes proteger a Taylor diciendo que ni siquiera existe? —Le dije. Abrió la boca para protestar pero parecía que no se le ocurría nada que decir.
—Nadie puede protegerla de Yoshi Mariko, ni siquiera TÚ —dije severamente pero aún con mi tono fraternal.
—¡No, yo lo haré! Yo siempre puedo protegerla! —Él gruñó.
—Evelyn no puede hacerle nada si yo estoy allí —dijo entre dientes apretados. Suspiré, a veces podía ser tan ciego.
—De cualquier manera, si le hubiera dicho sobre Taylor, ya sabes lo que habría hecho—
Dijo Tom y me miró. Tenía razón. Si Evelyn lo hubiera sabido se habría deshecho de Taylor en cuanto se hubiera dado cuenta de que le estorbaba para tomar a Tom.
—Esto no va a acabar bien —murmuré y miré a mi hermano, que tenía la preocupación escrita en su cara.
Taylor
—Mellie, ¿Qué crees que ha pasado? —
susurré mientras estábamos sentados en el
sofá. Ni Bill ni Tom habían dicho una palabra cuando volvieron de ver a esa tal Evelyn. Durante todo el trayecto en coche hasta casa los dos habían estado sumidos en sus pensamientos y no habían dicho nada.—No lo sé, pero estoy preocupada —dijo ella en voz baja mientras fruncía ligeramente el ceño, yo también estaba preocupada.
Esto no era propio de ellos. Vale, Tom no decía mucho cuando tenía cosas en la cabeza pero Bill siempre hablaba de todo,
cualquier cosa, en cualquier momento.—Voy a tratar de hablar con Tom —dije y me levanté del sofá.
—Buena suerte, intentaré sacarle algo a Bill —dijo con una sonrisa malévola haciéndome reír.
Me acerqué a la puerta de Tom y la abrí
en silencio, asomé la cabeza. La música
no era tan fuerte como solía ser, pero como se imaginaba, estaba de pie, haciendo algo a su viejo coche audi. Se había puesto una toalla negra sobre el hombro mientras se inclinaba sobre el coche y jugueteaba con el espejo retrovisor.—¿Cómo va todo? —Le pregunté suavemente mientras entraba. Tom me miró y se limpió bien las manos.
—Bien, supongo —murmuró y volvió la vista hacia el coche. Parecía tan desconcentrado, como lo había estado desde que salimos del restaurante. Me apoyé en la encimera y vi que volvía a perder el conocimiento mientras jugueteaba con el coche.
—Tom, ¿Qué te pasa? Has estado actuando
realmente extraño —dije y crucé los brazos
sobre mi pecho.—No es nada —dijo en pocas palabras, sacándome de mis casillas. Apreté los dientes.
—Si no fuera nada, no te molestarías tanto —dije, con la voz cada vez más áspera. Tom apretó la mandíbula y trató de ignorarme, mientras yo sólo me agitaba más.
—¿Entonces todo va bien? —pregunté mientras él seguía ignorándome. Murmuré en voz baja mientras él mantenía la mirada en otra parte.
—¿Entonces no te importa si hablo con esa tal Evelyn? —Pregunté simplemente mientras Tom levantaba la cabeza y me miraba enfadado.
—Taylor, métete en tus asuntos —me gruñó.
—No lo haré. Actúas de forma extraña y no tengo ni idea de por qué —Le dije tercamente.
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Hate, love, cars and mafia together in Tokyo / Tom Kaulitz
FanfictionTaylor decide mudarse a Tokio con su mejor amiga Mellie. Mientras ahí, su amigo Hirato las invita a una fiesta de carreras callejeras. Donde inesperadamente conocen a Tom Kaulitz, el jefe de la mafia japonesa más temido. Con la compañía de su herman...