Tom
Bajé las escaleras completamente vestido con una camisa a cuadros verde-blanca, una camiseta blanca, unos pantalones vaqueros claros y unas zapatillas verdes.
El garaje/salón estaba vacío, así que supuse que habría alguien en la cocina. Mientras pensaba, encontré a Bill metido en un armario, buscando caramelos.—Sabes que todos los dulces están en el otro armario, ¿Verdad? —Me reí mientras Bill salía y me miraba raro.
—Así que vas a pasar el rato con Gustav,
Georg y yo o te vas hoy ¿Otra vez? —Murmuró y se acercó a un estante y lo abrió mientras sus ojos brillaban ligeramente ante los brillantes colores de los caramelos.Suspiré por lo bajo y me maldije en voz baja. Desde hacía un par de semanas me he estado sintiendo como una mierda. Prácticamente todos los días tenía que pasar tiempo con ella. Me encogí de hombros incómodo sólo de pensarlo. Y cuando llegué a casa me sentí como un bastardo mentiroso. Llego a casa y Taylor me saluda con una sonrisa. Dios mío, su sonrisa podría iluminar mi día más oscuro.
—Sabes que todos están empezando a preguntarse qué está pasando —dijo Bill mientras se llenaba la boca de bolos. Él
me hizo señas para que me sentara mientras él tomaba asiento él mismo. Le obedecí y me senté mientras me ofrecía un puñado de bolos.—Sé que lo hacen, pero Bill no puedes decírselo —Dije con dureza mirándole. Él gimió ruidosamente.
—¿Por qué no Tom? Ni siquiera te das cuenta de cómo esto está afectando no sólo a ti, a todo el mundo, los que viven aquí! — Dijo obviamente molesto.
—Bill crees que no veo... —Empecé pero él
me cortó.—No, Tom, no lo ves. No tienes ni idea. Tú
crees que cuanto más intentas ponerla a salvo, mejor es la situación. Te vas a dar cuenta demasiado tarde de que la estás alejando —dijo Bill enfadado. Me sorprendió un poco el tono duro que estaba usando. ¿Tenía razón, estaba alejando a Taylor?—¿Qué quieres decir? —pregunté y empecé a tirar ligeramente del envoltorio de los bolos. Una costumbre cuando me sentía nervioso.
—Tom, cuando llegas a casa Taylor está tan
emocionada de verte pero la forma en que la tratas hace que toda su aura se hunda. En cuanto te alejas de ella puedes ver que le duele aunque no lo lleve escrito en la cara —dijo Bill y se metió unos Skittles verdes en la boca.Al principio quise gruñirle por hacer semejante afirmación, él no sabía cómo se sentía ella, pero me di cuenta de que tenía razón. De repente me di cuenta de que la había estado alejando de mí más de lo que pensaba. Pero no podía soportar la idea de que un imbécil cruel y mentiroso como yo pudiera merecer a Taylor. Ella estaba siendo demasiado amable y cariñosa conmigo cuando se merecía a alguien muchísimo mejor. Así que cuando llegué a casa después de uno de esos días. Ni siquiera podía mirarla a los ojos. Estaba demasiado avergonzado de mí mismo. Un pedazo de mierda sin valor como yo ni siquiera tenía derecho a estar cerca de ella. No quería alejarla de mí, pero no podía soportar la idea de que se preocupara tanto por mí cuando claramente no soy digno de ella.
—La he estado alejando, ¿Verdad? —pregunté a Bill en voz baja mientras mantenía la mirada fija en el envoltorio de color brillante en mis dedos.
—Ya sé por qué —suspiró.
—He visto cómo te has sentido Tom. Yo también lo siento, ¿Sabes? Sientes que no tienes derecho ni siquiera a mirarla por ser un ángel mientras estás haciendo algo que claramente está muy mal —me explicó mientras yo asentía levemente con la cabeza. Esa era la razón por la que ni siquiera tenía la capacidad de mirarla a los ojos. Estaba demasiado avergonzado.
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Hate, love, cars and mafia together in Tokyo / Tom Kaulitz
Fiksi PenggemarTaylor decide mudarse a Tokio con su mejor amiga Mellie. Mientras ahí, su amigo Hirato las invita a una fiesta de carreras callejeras. Donde inesperadamente conocen a Tom Kaulitz, el jefe de la mafia japonesa más temido. Con la compañía de su herman...