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𝑴𝒂𝒈𝒏𝒐𝒍𝒊𝒂✧･ﾟ•̩̩͙ | 𝐹𝑖𝑣𝑒.
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—Rapido, Samu-abuelo! —Gritó el molesto de mi hermano a modo de regaño.
-—Vamos, Osamu-san! Ya casi llegamos! —Le siguió la chica a su lado con el mismo entusiasmo pero sin ser tan irritante.
Llegué hasta su lado a paso tortuga, mientras que Fujiwara me sonreía como de costumbre Atsumu parecía el más impaciente, viéndome alcanzarlos con pereza, aunque era obvio cuando me sacaron de mi casa en contra de mi voluntad.
—Dejen de gritar, parecen niños de primaria. —Ambos fruncieron el ceño de forma infantil, pero ese gesto solo confirmó mis palabras.
—Y tú un anciano recién jubilado. —Contraatacó Atsumu cruzandose de brazos, yo solo rodeé los ojos y seguí caminando junto a ellos hasta nuestro destino.
Los gritos de los niños corriendo con estrellas en sus manos, personas de distintas edades riendo en familia y vendedores de diversos puestos de comida y juegos nos daban la bienvenida al festival más esperado de la ciudad, a pesar de que se diera cada año sin falta, mantenía ese efecto vivaz y emocionante cuando se anunciaba.
El presentador de la feria que estaba parado en la gran entrada engalanado con globos y luces multicolores nos recibió, encantado con nuestra presencia con una expresión apacible pero llena de vida a pesar de sus cincuenta y tantos años. Luego de conversar un rato nos deseó buenas tardes antes de continuar saludando a más personas que iban llegando.
Todos los puestos estaban repletos de gente, de fondo se escuchaba una canción relajante y tranquila saliendo a todo volumen de los parlantes en cada esquina. Cada lugar que observarás tenía diferentes colores llamativos y atractivos. Paseamos viendo cada uno de los puestos.
—¡Osamu-san! ¡Ahí están los puestos de onigiri! —Exclamó Fujiwara a mi lado con un brillo cegador en sus ojos, después de unos segundos mi hermano tenía la misma aura, ambos iban decididos a probar todo lo que la feria les daba por este corto periodo de tiempo.
—¿Le gustaría uno, señorita? —Preguntó el vendedor antes de soltar una risota por la emoción de la chica, tomo dos onigiris y les dió uno a ella y a mi hermano.
—¿Porqué a ella le pagas y a mí no? ¡Soy tu gemelo! —Exclamó Atsumu cruzandose de brazos, viéndome con el ceño fruncido mientras le pagaba al señor lo que es debido.
—Porque tu tienes dinero. —Concluí siguiendo a Fujiwara para que no se perdiera, era bastante descuidada y podría perderse fácilmente.
Al final estuvimos caminando y recorriendo todos los puestos, comprando una que otra pequeñez para Fujiwara, las cuales aceptó con gratitud y mi hermano mufaba mientras pagaba sus propias cosas, mirándome como si se sintiera traicionado, lo cual encontré bastante cómico. Llegamos a unas atracciones a las que por supuesto no me subí, no me gusta ir rápido y para colmo de cabeza mientras los adolescentes en los otros vagones gritan por cada relieve que pasan en la montaña rusa.
