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Despertó gracias al sonido de su alarma, ese día sería su primer día de vuelta a estudiar en Inglaterra, ya que después de que lo adoptaran fue a vivir con sus dos padres a Vienna, Austria.

Podría decirse que no estaba emocionado en realidad, ya que en Vienna trató de hacer amigos, pero por alguna razón no lo logró.

Sus padres esta vez le habían pedido que intentara hacer al menos un amigo, que eso los enorgullecería mucho.

Después de arreglarse, bajó las escaleras, saludó a sus padres, desayunó junto a ellos y después el austríaco lo llevó a clase.

—Ten un buen día Lewis -le sonrió con suavidad su padre revolviéndole los cabellos. El británico asintió sonriente.

—Lo haré, gracias -sonrió con emoción hacia su padre, y después bajó del auto para terminar adentrándose a las instalaciones escolares.

Caminó hacia el salón que le habían mencionado donde estaría. 1-C.

Llegó muy temprano, todavía faltaban como quince minutos para que las clases comenzaran. También había olvidado que cada que un ciclo escolar iniciaba todos tenían una plática en el gimnasio al parecer para dar inicio al nuevo año escolar.

Así que dejó su mochila en cualquier lado del salón y después salió directamente hacia el gimnasio. Donde notó que allí estaban ya bastantes chicos.

...

Haber estado parado allí tanto tiempo había sido molesto y agotador, se había hartado rápidamente. Pero agradeció que la bienvenida llegara a su fin después de unos cortos minutos que se sintieron realmente largos.

Todos caminaron de vuelta a sus salones con orden.

Cuando entró por la puerta de su salón, y vio a lo lejos en un asiento al final junto al gran ventanal a un chico pecoso recostado en el pupitre, al parecer durmiendo abrió los ojos de par en par. Acaso, ¿ese sería?

Se acercó a empujones, quitando a todo individuo que estorbara su camino y después decidió sentarse junto al asiento vacío del chico que al parecer no había asistido a la bienvenida. Notó incontables miradas hacia el, pero no le importó. Tocó el hombro de este, no se inmutó, así que siguió insistiendo hasta que su mirada se cruzó con la hermosa mirada marrón del pecoso, aunque lo hacía frunciendo el ceño.

—¿Que es lo que qui- se detuvo en seco. ¿Acaso? —Tu.

—Hola, Sergio -sonrío de oreja a oreja mirándolo con emoción.

El pecoso abrió los ojos de par en par. ¿De verdad estaba viendo bien? ¿No era algún engaño de su imaginación como siempre? Decidió acercar su dedo índice alzando su mano hasta el rostro del británico, tocó su mejilla, sintiendo la calidez y la textura de la piel. La alejó rápidamente.

—Lew -lo miraba con sumo cuidado, pero en su expresión no se notaba alguna emoción, no le sonreía como el moreno a él. Solo ablandó su expresión, sonriendo mínimamente.

—¿Me recuerdas? -preguntó sintiéndose mucho más feliz que cuando lo vio a lo lejos.

El pecoso asintió.

Estaban por continuar su conversación. Pero el profesor llegó y pidió silencio y orden.

[...]

Años después.

—¿No irás a natación? -preguntó el mayor al ver que sólo estaba sentado en la banca de los vestidores sin moverse ni un centímetro. Solo lo veía poniéndose su uniforme de natación, que solo equivalían a unos simples shorts de licra.

Happy ever after; chewis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora