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—¡¿Estas loco?! ¡No puedo hacer algo así! -espetó Lewis en cuanto terminó de escuchar el plan que Rosberg le mencionaba.

—Es lo que Max me ordenó que le dijera, y lo que debe de hacer sino quiere que Sergio reciba las consecuencias -mencionó con su mirada neutra como siempre.

—¿Estas escuchándote? Lo que me pides es imperdonable, además no pienso engañarlo en realidad, podríamos solo actuar como si algo hubiera ocurrido -dijo esperando que el hombre se compadeciera de él, después de todo no se veía como una mala persona.

—Eso suena mejor, lo permitiré, pero Max no puede enterarse, ¿de acuerdo? -responde el de ojos azules.

Lewis asintió, acercándose para tomar entre sus manos las del alemán, estrechándolas con suavidad, agradeciéndole con el acto.

Nico se soltó del agarre después de unos segundos, no quiso ser maleducado y alejarse rápidamente. El británico siempre le había parecido la persona más amable que había conocido en su vida. Todavía no podía comprender cómo le pasaba por la cabeza tan siquiera a Max en querer acabar con la hermosa relación en la que estaban el británico y el mexicano. Era muy cruel de su parte. Pero el no podía opinar nada al respecto, solo tenía que mantenerse en silencio obedeciendo todo lo que este le pidiera y demandara hacer.

—Bien, ahora iré a encontrarme con la chica que estará involucrada para comentarle respecto al plan -mencionó para luego despedirse y después salió de allí.

...

Sentía una gran opresión en su pecho en cada palabra hiriente que le soltaba al menor. Sabía que estaba siendo muy duro con el, muy cruel, pero hacía todo eso solo por el, no permitiría que Max le hiciera daño solo por su culpa.

Ver los ojos llorosos del pecoso parado ahí frente a él, le fue demasiado doloroso. Recordó todas las veces que le había prometido que el jamás lo haría llorar. Había roto su promesa, era un ser despreciable.

Quería tirar todo por la borda y decirle que todo era mentira, realmente quería contarle la verdad de todo eso simplemente para no verlo así de herido. Se sentía destrozado con tan solo verlo en esa condición. Quizás había sobrepasado el límite de crueldad. Estaba seguro de que Checo jamás lo perdonaría.

Aunque después de todo, de ahora en más no podría volver a acercarse al mexicano, tenía que irse lejos por lo que le había dicho Rosberg que era una de las condiciones del trato por parte de Max. Era un maldito hijo de perra. Desalmado.

Debía admitir que lo odiaba bastante.

En cuanto escuchó la puerta siendo azotada y al menor saliendo de allí suspiró en un sollozo.

La chica junto a él quería animarlo, después de todo ella solo estaba ahí por falta de dinero, y ese trabajo le iba a dar mucho. Colocó su mano en el hombro del británico que ahora se encontraba cabizbajo escondiendo su rostro entre sus manos, sintiendo como sus lágrimas empapaban las palmas de sus manos.

Lewis alzó la mirada, y rápidamente con un movimiento alejó la mano de la chica, pero no con brusquedad, lo hizo con lentitud para no ser grosero.

—¿Podrías irte y dejarme solo? -pidió entre sollozos el británico.

La chica asintió, para salir de entre las sábanas, y luego se colocó su brazier, y su camiseta y salió de la habitación no sin antes despedirse con un "adiós" del mayor. No recibió respuesta alguna, pero no la necesitaba, podía comprender el estado en el que se encontraba.

Antes de irse escuchó un llanto desgarrador al pasar frente a una de las otras habitaciones. Debía admitir que estaba arrepentida de haber aceptado el trabajo. Bajó corriendo las escaleras y después salió del departamento.

...

Lewis se quedó dormido después de haber llorado un gran rato. Al despertar sintió sus ojos arder y también los sentía hinchados. Suponía que fue por el hecho de haber llorado tanto horas atrás. Vio la hora en su teléfono móvil, llevándose una gran sorpresa, eran la 1:36 am.

Se levantó de la cama, poniéndose una camiseta, y salió descalzo de la habitación, su estómago le pedía a gritos que lo alimentara.

Al pasar frente a la habitación de invitados quiso acercarse, abrir y ver al pecoso, pero sabía que no sería buena idea, terminaría arruinando todo lo que había estado obligado a llevar acabo. Así que siguió su camino hacia la cocina, en donde notó el ramen a medio hacer que estaba allí. Supuso que el menor lo habría preparado antes de ir a verlo a la habitación y por esa razón no terminó de hacerlo.

Terminó de prepararlo y después se llevó consigo un plato hondo enorme de los fideos instantáneos y fue a la sala a sentarse sobre el sillón.

Comenzó a comerlo, y después dejó el plato sobre la mesita que estaba frente al sillón. Se estiró para agarrar el control remoto, y antes de tomarlo vio allí una hoja de papel doblada a la mitad. La desdobló para ver qué era y en cuanto vio el tierno dibujo hecho por Kimi, donde estaban el pequeño en medio de Checo y Lewis tomándole la mano cada uno por un lado.

Era nuevo, al parecer estaba recién hecho ya que notó la caja de crayones ahí también en el sillón. ¿Por que estaría eso ahí? Acaso, vio la fecha en su móvil. Y después un mensaje de voz de hace más de 5 horas por parte del mexicano. Lo abrió y escuchó la hermosa voz de la persona que amaba a más no poder.

-¡Lewis! Estoy emocionado, demasiado no sabes cuanto, y muy feliz, espero que cuando llegues a casa la noticia que tengo que decirte te emocioné tanto como a mi, tienes la oportunidad de adivinar sobre qué hablo -hubo una pequeña pausa. -Bien, te amo Lewis, nos vemos en unas horas -terminó el mensaje de voz no sin antes mandarle el sonido de un beso juguetón.

Las mejillas de Lewis volvían a estar empapadas con sus lágrimas. Nuevamente estaba sintiendo el mismo dolor inmenso que hace algunas horas atrás.

No podía creer que después de tanto tiempo de esperar a que aceptaran la adopción, justo tenían que aceptarla en ese momento cuando su vida comenzaba a ser un desastre. Tenía tantas ganas por ver al pequeño. Que abrazarlo y decirle lo mucho que lo ama. Así que se levantó rápidamente de allí, dejando su plato de comida a medio ingerir.

Subió las escaleras con rapidez hasta la habitación de Kimi, abrió con mucho cuidado la puerta ya que no quería despertarlo sabiendo que a esa hora seguro estaría dormido. Pero cuando notó que el interior de la habitación estaba completamente vacía, sin rastro del pequeño se preocupó, aunque quizás estaría con Checo.

Así que decidió salir de allí e ir a ver la habitación de invitados. En cuanto abrió la puerta y también la vio vacía su pecho dolió intensamente.

—¡Sergio! -gritó con fuerza, como si el mexicano fuera a aparecer por arte de magia solo por llamarlo.

Como quería que ese día solo fuera un mal sueño, pero sabía que no lo era, y que ya no podía regresar el tiempo y que eso no hubiera pasado nunca. Se sentía destrozado, había arruinado en tan solo unos minutos la única y más hermosa relación que ha tenido. Años de amistad, y luego de noviazgo y pocos de matrimonio tirados por la borda solo por el capricho de un sociópata como Max.

Salió de la habitación para volver a la sala a guardar lo que no se había terminado, y después regresó a la planta alta, estaba por dirigirse a su habitación, pero recordó lo que había sucedido ahí, la gran mentira que le hizo creer al menor, así que no pensaba en volver a dormir allí. Se fue a la habitación de invitados, y se recostó sobre la cama para quedarse dormido después de llorar varios minutos.

Happy ever after; chewis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora