Happy ever after; chewis.

13

Un mes separado de Checo, sin siquiera verlo, ni hablarle, ni saber absolutamente nada de cómo se encontraba, y eso lo estaba matando. Y se le notaba.

Grandes ojeras, ojos hinchados cada que despertaba, por todo el llanto que soltaba por las noches. De verdad que lo extrañaba bastante. Muchísimo. No podía explicar el cuanto. Pero enserio necesitaba volver a verlo, sino se volvería loco. Quizás podría ir a verlo, o preguntarle a Sebastian por el, para al menos saber que tal se encontraba.

Se levantó de su cama y fue a ducharse. Al terminar le marcó al alemán.

-Hola Lewis, ¿como va todo?

-¿Quieres que sea honesto?

-Claro que si.

-De la mierda.

-Es triste saberlo, ¿pero sabes quien también la está pasando mal?

-No lo digas.

-Checo.

-Quiero que me mientas, y me digas que el está bien.

-Solo finge estar bien frente a Kimi, de ahí en fuera está destrozado.

-No sabes cuanto quisiera ir a verlos ahora mismo.

-¿Y que esperas?

-No es tan sencillo.

-Yo creo que lo es Lewis, solo ve con el y dile la verdad de lo que en realidad sucedió esa noche.

-¿Todavía crees en mi?

-Por supuesto que si, estoy seguro de que tu no hiciste nada malo. Se que nunca lo harías, viendo lo estúpidamente enamorado que has estado de él desde que se conocieron.

-Gracias Sebas.

-Deja de ser un estúpido y ve por el, antes de que el imbécil de Verstappen lo convenza de darle una última oportunidad.

-¿Lo ha estado molestando?

-Ha venido cada día sin falta a visitarlo a la oficina, no se si también a su departamento, pero al trabajo si.

-Hijo de p-

-En vez de maldecirlo, ponlo en su lugar.

-Bien, adiós Sebastian.

Colgó. Guardó su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón. Y salió de su departamento.

Se subió a su motocicleta y condujo directamente hacia la casa donde Checo se quedaba ahora. Aunque se detuvo unas cuadras antes para comprarle una caja de sus chocolates favoritos, y también unas golosinas para el pequeño.

Siguió conduciendo hacia su destino.

...

—Creo que deberías irte ya Max.

—¿Por que? ¡Justo hoy logré que Kimi durmiera! -dijo con emoción.

—Ya se está haciendo tarde.

—Apenas son más de las siete de la tarde.

—Lo sé, pero no puedes estar más tiempo aquí. -dijo cruzado de brazos frente a él.

Y sin poder esperarlo, se encontraba contra la pared, siendo aprisionado por el más alto.

—¿Que demonios haces? -comenzó a poner presión en su pecho con sus manos para empujarlo, pero la diferencia de fuerza era notoria, no lograba moverlo.

—Dame una sola última oportunidad Checo, te lo pido -su voz sonó suave, mientras su agarre en la mejilla del mexicano era cada vez más delicada con cada caricia que le proporcionaba.