Bolüm 32

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El palacio estaba en completo silencio, un silencio bastante sepulcral e incómodo las Sultanas permanecieron sentadas y alejadas de todos

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El palacio estaba en completo silencio, un silencio bastante sepulcral e incómodo las Sultanas permanecieron sentadas y alejadas de todos. 

Todos guardaban silencio por el reciente funeral del Príncipe Mustafa y el Príncipe Cihangir, ambos habían muerto en la misma semana. 

Uno ejecutado por traición.

Otro, por el dolor de perder a su amado hermano mayor. 

Un golpe bastante duro para la Sultanes Hurrem que permaneció con la mirada pérdida dentro del Harén, Mihrimah observaba a su madre y Harika también la miraba. 

—Sultana… Debería ir a descansar -pidió la rubia sosteniendo la mano de la mujer- no ha dormido nada en las últimas horas. 

—Permita que Harika la lleve a su habitación, madre… Yo me quedaré aquí. 

Harika sostuvo a la mujer con sumo para encaminarla hacia su habitación, pero la soltó cuando ella no quiso ser agarrada y la siguió cuando decidió salir del palacio, le desgarró el alma cuando la escuchó llorar bajo la lluvia.

—Sultana por favor, volvamos adentro -pidió llorando arrodillándose a su lado- puede enfermarse si sigue aquí… Volvamos a sus aposentos por Allah.

—Mi pequeño Cihangir…

Harika sostuvo el cuerpo de la mujer contra el suyo tratando de darle consuelo por la pérdida de su amado hijo menor, la rubia miró a través de la lluvia a Sumbul Aga quien se acercaba a ambas con una mirada triste.

—Sultanas… No pueden quedarse afuera, se pueden enfermar. 

—Ayudame, Sumbul.

Ambos levantaron a Hurrem que seguía lamentándose, ambos trataban de simular sus lágrimas con la lluvia e intentando permanecer fuertes a la mujer que lloraba con ellos. 

(...)

—¿Cómo se encuentra la Sultana? 

Harika miró a su sirvienta con un suspiro cansado, pero se alejó lo suficiente para que su plática no perturbara el sueño de Hurrem en su habitación. 

—La médica la ha sedado… -comentó a Nazenin con un suspiro abrazándose a sí misma- No podíamos tranquilizarla y ahora con este medicamento está durmiendo tranquilamente. 

—Pobre de la Sultana…

—Oh por Allah… -murmuró con dolor y su voz quebrada- Sí tan solo no hubiéramos planeado eso, el Príncipe hubiera estado vivo…

—No Sultana -negó tomando del hombro a Harika- no se lamente nadie hubiera imaginado que el Príncipe se iba a negar a tomar para su dolor y morir de esa forma. 

—Por ahora tenemos que estar del lado de Hurrem y ayudarla, la pérdida de un hijo es tan dolorosa… Yo lo entiendo a la perfección… 

—Venga, usted debe descansar también no ha dormido nada. 

Nazenin suspiro dejando que Harika caminara al frente, cuando llegaron a la habitación de la rubia e ingresaron aunque se llevaron la sorpresa de ver a Selim ahí esperando a su esposa. 

—Nazenin sal de la habitación -ordenó quitándose todos sus accesorios y ella salió inmediatamente- Selim, no esperaba verte en mi habitación.

—No quería estar en mi habitación solo, Sultana. 

—He venido de la habitación de la Sultana… Necesitó un poco de medicamento para dormir -comentó sentándose a su lado y recargo su cabeza en el hombro del Sehzade- ¿Cómo estás tú? Debe ser duro…

—Era mi hermano pequeño… -comenzó a decir sosteniendo la mano de Harika con la voz entrecortada- pero nunca nos llevamos bien, realmente… Él nos veía como sí fuéramos una amenaza hacia Mustafa. 

La voz entrecortada de Selim hacía que la culpa llenará profundamente el corazón de Harika y solo beso la frente de su esposo.

—Ahora él está con Allah, ya no sufre… -murmuró levantándose y tomando su mano llevándolo a la cama- duerma mi Príncipe… Tiene que descansar. 

Más tarde.

Harika caminaba por los pasillos para ir directamente a la habitación de Hurrem, esperó pacientemente a que Selim se durmiera y pudiera salir sin despertarlo.

—¿Estás feliz?

La rubia se detuvo al ver a Mahidevran delante de ella con una mirada de odio y dolor, Harika intento pasar de largo.

—¡¿Ya estás siguiendo los pasos de esa serpiente?! -exclamó sosteniendo el brazo de Harika- ¡Ya estás dando tus pasos, rata! 

—Sultana debe ir a descansar… Está afectada por el funeral de Mustafa…

—¡Es el Príncipe Mustafa! -grito apretando el agarre en su brazo- Tú eres la asesina de mi hijo, tu lo condenaste ofreciendote a él descaradamente.

—Está muy equivocada Sultana, yo no lo asesine y mucho menos me insinúe…

—Claro que lo has hecho y también ya has entrado en el juego Harika -comentó con una sonrisa fuera de sí mientras lloraba y sin soltar el agarre en el brazo de Harika- espero que ardas en el infierno, que tus hijos paguen tus pecados con sangre y lágrimas… Que sufren a manos de su padre y su abuelo.

—Selim no será capaz de hacer eso...

—No creas que Selim te va amar toda la vida, cuando se aburra de ti buscará a alguien más joven que tú y es cuando te tocará sufrir.

Nurbanu apareció en el pasillo mirándole de la misma manera que lo hacía Mahidevran, Harika suspiro creyendo que Allah hoy estaba en contra suya. 

—Guardias -llamó bastante cansada y afectada por las palabras de Mahidevran- Lamento tu perdida, pero yo no tengo la culpa de nada, tu hijo cometió errores que lo llevaron a la muerte y eso no tiene nada que ver conmigo. 

—Ten cuidado como le hablas a la Sultana -intervino Nurbanu acercándose para sostener también el brazo de la rubia- Harika estas faltando al respeto a una madre que acaba de perder a su hijo.

—Esto no te concierne Nurbanu, esta conversación no tiene nada de ver contigo así que quédate callada.

Los guardias llegaron rápidamente haciendo que ambas mujeres soltaran a Harika y Mahidevran se derrumbó en el suelo llorando, la inglesa solamente siguió caminando hacia la habitación de Hurrem.

—Sultana ¿Está usted bien? 

Sumbul Aga apareció bastante preocupado colocándose a su lado revisando sí no tenía ni una sola herida, Harika solamente negó colocando una mano en el hombro del Aga.

—Lleva un poco de Halva a Selim que está durmiendo, he logrado que él también durmiera un poco y trae un poco de café con la Sultana Hurrem. 

—Sí Sultana.

Al llegar a la habitación encontró a Mihrimah sentada en los sillones de la habitación y se acercó después de inclinarse por respeto. 

—¿Se ha despertado?

—No, permanece durmiendo.

—He pedido que nos trajeran un poco de café…

—Gracias Harika.

Permanecieron nuevamente en silencio observando a la Sultana mayor durmiendo por el sedante que le dieron, pero en ese momento Harika se sentía abrumada por las palabras de Mahidevran. 

Continuara…

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N/t: Halva es dulce imprescindible de varias ceremonias como bodas y ocasiones tristes como funerales

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Melifluo [El Sultán] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora