Capítulo 11: Primera semana

40 6 7
                                    

Entré en la cafetería y pude distinguir en seguida mucha diversidad de idiomas debido a la gran cantidad de turistas que habían. Dirigí mi mirada hacia la barra y me acerqué hasta llegar a un chico que se me quedó mirando sonriente, con el cual me comuniqué en inglés también. Prácticamente casi todas mis conversaciones allí fueron en inglés .

- Buenas tardes, ¿quiere una taza de té?

- No, gracias. Venía a preguntar si por casualidad trabaja aquí una chica española llamada Mar. 

- No conozco a ninguna trabajadora del local que se llame así. Lo siento. 

Me despedí de él dándole las gracias y busqué en el mapa cuál era la próxima cafetería. Tras averiguar cómo llegar hasta allí, emprendí el camino mientras pensaba qué haría para dormir. Me había ido allí sin planear absolutamente nada, es decir, no tenía dónde dormir y tenia dinero suficiente para pagar la comida de esas dos semanas, pero no podía permitirme pagarme ningún hotel ni nada. Cuando llegué a la siguiente cafetería ya eran las 17pm, y me sorprendió porque esa era la hora a la que había llegado. En ese momento caí en que el móvil había cambiado la hora de manera automática y que en Londres era una menos que en España. También me di cuenta de que se usaba la libra como moneda de cambio y no el euro. 

"Mierda"

Todo mi dinero era en euros, así que decidí que lo primero que haría después de salir de la segunda cafetería sería hacer el cambio de euros por libras. En ese momento saqué de nuevo el mapa y taché la cafetería que tenía en frente. Prácticamente recibí la misma respuesta que en la anterior, cosa que me decepciono un poco a pesar de que no pensaba rendirme. 

Al salir busqué en Google cómo podía cambiar de euros a libras y dónde hacerlo, y cuando averigüé que la mejor casa de cambios era Amazon Supermarket y que se encontraba en 135 Edgware RD, W2 2HR; puse el Google Maps y me dirigí hacia allí. Cambié todo mi dinero, pero me llevó el resto del día ir y volver, así que cuando regresé al lugar de partida (es decir, la segunda cafetería en la que había entrado) ya siendo completamente de noche. No tenía dónde ir, así que acabé sentado en el banco de un parque junto con mi mochila, que era lo único que tenía conmigo. Me abracé a ella e intenté dormir un poco, pero fue imposible ya que cuando empecé a cerrar los ojos se puso a llover. Pensé que duraría poco, pero estuvo toda la noche lloviendo, así que no pegué ni ojo. Afortunadamente la mochila que había cogido era impermeable, así que no me preocupó mucho lo que llevaba dentro, pero por el contrario yo estaba completamente empapado. 

Cuando dejó de llover ya era de día, y fue cuando pude sacar mi mapa y comprobar cuál sería mi próximo destino. Para mi sorpresa, no estaba muy lejos, así que me costó menos de 2 minutos llegar. Justo cuando iba a entrar me paró un señor y empezó a decirme que no iba a permitir que entrara en esas condiciones en su local, y que tendría que cambiarme de ropa antes de poner un solo pie dentro. Yo intenté explicarle que no había podido cambiarme pero que lo haría si me permitía entrar en su baño, pero él continuó diciendo que no me dejaba pasar dentro así que tampoco podía entrar al baño. Me molestó bastante porque además, no me contestó cuando le pregunté por Mar, que era lo que realmente había venido a averiguar. Al final el señor se fue avisándome de que no quería verme dentro, y justo cuando iba a dar media vuelta e irme, me llamó un camarero. 

- Perdone a mi jefe, él es... - el joven no encontraba palabras para describirlo así que se decantó por concluir - bueno ya ha comprobado cómo es. 

- Buenos días, no se preocupe. Y gracias - le contesté yo de manera simpática. 

- Siento haber escuchado la conversación, pero quería decirle que aquí no trabaja ninguna Mar, y le aseguro que en las cafeterías de la calle paralela a esta tampoco. Nos conocemos todos y no ha entrado ninguna chica nueva. Es español usted ¿no? - me preguntó el chico. 

MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora