- ¿Cómo que lo sientes? - pregunté enfadado.
- Que lo siento coño. Siento todo lo que ha pasado. Todo lo que os he hecho.
- Ni siquiera me miras a la cara cobarde. Así que o te levantas y me miras a los ojos o te levantas y te largas por donde has venido.
Mario se levantó despacio y se quedó mirándome con los ojos rojos. Se notaba que había estado llorando pero no le iba a preguntar por qué.
- Fui un cobarde. Luego no supe que hacer porque cuando os fuisteis estaba enfadado y me convencí a mi mismo de que lo que yo decía era la verdad y que no os importaba a nadie. Luego los chicos con los que compartía el apartamento me convencieron de que estaba equivocado porque si no os hubiera importado nunca habríais venido a buscarme.
- Mira tú qué casualidad pero es exactamente lo mismo que te dije yo.
- Ya lo se Marc, y ya he dicho que lo siento. Perdóname por favor.
En ese momento Mia apareció de detrás de mi y miró a Mario con enfado y decepción.
- No me hubiera esperado esto de ti nunca Mario.
Él empezó a llorar y se quedó en silencio cabizbajo. Por muy enfadado que estuviera con él y por muy mal que me hubiera hecho sentir, había vuelto. Podría pensar que estas disculpas solo eran otra de sus mentiras pero solo con mirarlo a la cara sabía que mi hermano no era tan buen actor. Además, en el caso de que lo fuera, siempre habría que perdonar a un hermano. Al fin y al cabo es quien va a acompañarme el 90% de mi vida y en quien más puedo confiar en un momento límite. Los hermanos siempre están ahí los unos para los otros, sin importar a qué distancia estén. Y pasarse media vida enfadado con uno es lo más triste que puedes hacer, porque vale mucho más la pena perder una pelea y tragarse el orgullo o el enfado que perder a un hermano o a una hermana. Así que por eso y por que había venido a pedir disculpas me acerqué a él sin decir nada y le di un abrazo.
Mario lloró contra mi hombro unos minutos y yo lo abracé con fuerza. Luego se unió Mia al abrazo, pero cuando estiré una mano hacia Mar para que se uniera también, ella negó con la cabeza.
Cuando nos separamos, Mario se quedó mirando a Mar antes de hablar.
- Mar lo siento por favor...
- Te perdono, pero vas a tener que demostrarme que lo has entendido de verdad y vas a tener que darme la confianza de que nunca más vas a volver a dudar de mi o de Marc. De que si en algún momento tienes dudas de algo vas a venir a preguntarnos antes de actuar por tu cuenta de manera drástica. De que nunca más vas a volver a mentirle a mi padre y a convencerlo de cosas que no son para que haga lo que tu quieras. De que no vas a utilizar a ninguna otra persona con ningún fin extraño como lo hiciste con Layla o con Noah. De que si en algún momento tienes cualquier tipo de sentimiento lo vas a aceptar y que no vas a sabotear la relación de nadie. Y finalmente - hizo una pausa - que no va a haber más mentiras, más engaños, más planes extraños en los que alguien casi muere, más sustos innecesarios, ni más odio, celos o rencor hacia ninguno de nosotros. Somos tu familia Mario, lo único que tienes y que va a estar ahí siempre que tú la mantengas a tu lado.
A mi me parecieron unas grandes condiciones y un discurso muy bien dado. Mia y yo nos miramos y sonreímos y Mario asintió con la cabeza.
Todos entramos en casa, y no se quien se quedó más asombrado. En mi casa estaban mis padres, Alex y su padre, y los padres de Mar.
- ¡Eva! - dijimos a la vez Mia y yo emocionados.
- ¡Mama! - grito Mar
- ¿Eva? - preguntó Mario.
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Mentiras
Novela JuvenilMar y Mario son mejores amigos desde que tienen memoria, y siempre se han llevado super bien. En cambio, Mar nunca ha acabado de soportar a Marc, el hermano mayor de Mario, aunque llegadas las circunstancias tendrán un amor perfecto: sin toxicidad...