Me dirigí hacia los supuestos médicos que habían atendido a Mario y les pregunté por el coche, pero fue inútil.
- El coche quedó destrozado así que se lo llevaron. No sé dónde, pero sé que se lo llevaron - dijo el chico tomándome por tonto.
- ¿Y sabes algo de los objetos personales que se encontraban en su interior? - pregunté yo.
- La verdad es que es asunto de la policía, aunque no hace falta que contacte con ellos ya que nos avisaron de que le enviarían los objetos que hubieran dentro del coche al paciente en unos días.
- Ah, vale. Gracias.
No sé qué clase de agente de la policía pudo haberle dicho a un hospital que enviarían los objetos personales que había en el coche de alguien que ha tenido un accidente en unos días. Solo se me ocurría que ese policía fuera uno novato que no se hubiera enterado de qué había que hacer o que el policía tampoco fuera policía, que era lo más probable.
No tenía ni idea de cómo pensaba encontrar el coche, así que me senté en un banco que había en la entrada del hospital y empecé a pensar diferentes opciones. Se me ocurrió que podía denunciar a la policía un robo de vehículo dando la matrícula, pero luego pensé que tampoco tenía las llaves. Por otro lado, simplemente llamando a la policía para pedir que localizaran un coche y lo abrieran también era absurdo, ya que no lo iban a hacer o me iba a tocar entregar muchísima documentación que justificara esa acción. No se me ocurría absolutamente nada, ya que no iba a colgar carteles por la ciudad que pusieran "he perdido mi coche, si alguien lo ve llame al ********". La mente se me había quedado en blanco cuando me llegó un mensaje.
Culo precioso: ¿Café?
"Menos mal"
Yo: Que sea cargado. Estoy bajo.
A los pocos minutos vi a Mar saliendo por la puerta principal del hospital con un café en cada mano y un paquete de plástico colgando de la boca.
- ¿Qué llevas ahí? - reí cuando se sentó a mi lado.
- Son chuches - dijo después de darme mi café y coger el paquete con la mano libre.
- Gracias por el café guapa.
- Nada. ¿Quieres? - y me acercó las chuches.
- Madre mía. De todas las chuches que hay en el mundo y va y se compra besos, la peor chuche habida y por haber.
- ¡OYE! Están buenísimos.
- Mejor los míos - dije desviándome del tema y levantando las cejas.
- No me cambies de tema. Es la mejor chuche que hay.
- ¿Tu favorita?
- Sin duda.
- Bueno, ¿Qué tal con mi hermano? - pregunté tras unos segundos de silencio.
- No me acabo de creer que esté haciendo esto, pero en toda nuestra conversación únicamente me ha dado motivos y razones por las que, a su parecer, ha sido buena idea romper contigo.
- No lo habrás escuchado, ¿Verdad? - pregunté nervioso.
- Obviamente.
Mar apoyó la cabeza en mi hombro y nos quedamos un rato en silencio mientras que nos acabábamos el café, y cuando me terminé el mío volví a hablar.
- No sé cómo encontrar el coche.
- ¿Por qué lo buscas?
- Alex cree que igual es posible que nunca lo aceptaran en la universidad de Valencia, y que me mintiera al decirme que se iba a Barcelona únicamente por no vernos juntos.
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Mentiras
Teen FictionMar y Mario son mejores amigos desde que tienen memoria, y siempre se han llevado super bien. En cambio, Mar nunca ha acabado de soportar a Marc, el hermano mayor de Mario, aunque llegadas las circunstancias tendrán un amor perfecto: sin toxicidad...