Corrí todo lo que pude y cuando salí del hospital miré hacia todas direcciones. Mar no había ido muy lejos, la vi en esa misma calle a unos 30 metros aproximadamente, así que corrí hasta ella y cuando llegué la abracé con fuerza.
- Por favor, te necesito.
Ella me devolvió el abrazo sin decir nada y luego la convencí de que tenía que volver al hospital ya que tenía que ver algo importante. Al principio no estuvo muy de acuerdo, pero yo no sé qué cara tenía porque cuando se separó de mi abrazo y me miró a los ojos, enseguida dijo que me acompañaría. Cuando subimos nos dieron los resultados y nos dijeron que al final habían podido hacer antes las pruebas. En la analítica ponía que tenía una leve conmoción debido al golpe frontal en la cabeza y que debería estar varios días en reposo. También nos dijeron que podía llegar a sufrir amnesia parcial cuando saliera del hospital.
Yo cogí los informes y se lo agradecí felizmente al médico que había salido a dárnoslo, pero cuando este se fue quise ir de nuevo a la habitación, pero Mar me frenó.
- ¿Cómo puedes estar feliz?
- Porque si no me equivoco, esto - dije levantando los papeles que tenía en la mano - es falso.
- ¿Cómo va a ser eso falso? Los médicos no se inventan sus diagnósticos eh.
- En este caso, creo que sí que se lo han inventado. Sígueme y lo entenderás.
Nos dirigimos a la habitación en la que había estado antes con esa mujer y cuando entramos, la misma pelinegra estaba de espaldas a nosotros y empezó a hablar.
- Estoy convencida de que esos informes son falsos. Tu hermano no ha tenido ningún accidente, se lo ha inventado.
- Perdone señora pero, para empezar podría darse la vuelta y mirarnos para hablar; y luego podría explicar eso de que se lo ha inventado - dijo Mar haciéndose notar molesta.
La señora se giró hacia nosotros con mascarilla y gafas, como la había visto yo por primera vez.
- Cuando entró Mario en el hospital iba acompañado de 3 médicos los cuales no había visto en el hospital en la vida. No llegó ninguna ambulancia de urgencia y Mario Monroe no aparece en ninguna lista para radiografía. Se lo han inventado todo y no podía permitir que os engañaran.
- Vamos a ver, ¿me está diciendo usted que tengo que creer lo que me dice cuando ni siquiera le he visto la cara, y no fiarme de lo que mis propios ojos han visto? - dijo Mar claramente enfadada -. Dame una sola razón válida y lo haré.
En ese momento la mujer se quedó callada mirando hacia el suelo, pero yo me acerque a Mar y la apreté contra mi. La miré a los ojos y apoyé mi frente contra la suya.
- Yo te doy una buena razón - dije -. Una madre no engañaría a su propia hija.
En ese momento se hizo un gran silencio en toda la habitación y Mar me miraba con los ojos muy abiertos. Noté que le flaqueaban las piernas, por lo que la había cogido de la cintura y la apreté aún más fuerte para sostenerla. La mujer se quitó tanto la mascarilla como las gafas e inmediatamente se pudo apreciar el gran parecido entre ambas. Eva era como una versión más mayor de Mar, porque eran exactamente iguales.
- No puede ser - susurró Mar al mirar a su madre por primera vez desde hacía años.
- Lo siento cariño, pero no tuve otra elección. Cuando he visto a Mario entrar por la puerta no he podido evitar fijarme en lo que pasaba y en si estaba bien, pero su nombre ni siquiera formula en el listado de pacientes. Es como si ni siquiera estuviera en este hospital. El chico que os ha dado el informe no trabaja aquí, el que os ha pedido que salgáis de la habitación tampoco, y la recepcionista no la había visto nunca.
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Mentiras
Teen FictionMar y Mario son mejores amigos desde que tienen memoria, y siempre se han llevado super bien. En cambio, Mar nunca ha acabado de soportar a Marc, el hermano mayor de Mario, aunque llegadas las circunstancias tendrán un amor perfecto: sin toxicidad...