Capítulo 10: Maldita fiesta

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Entré en la discoteca hacia las 00:30 am, ya que no me había apetecido nada entrar antes, y de manera inmediata busqué a Alex en la barra. Me sorprendió no verlo allí con sus amigos, y cuando pregunté dónde estaba me dijeron que se había ido a casa. Iba a mandarle un mensaje para confirmar justo cuando alguien me quitó el móvil. 

- Hombre ¡pero si al final has venido!

- Devuélveme el móvil Layla. No estoy aquí por ti y creo que ya me voy. 

- No te voy a devolver nada hasta que no me des un beso. Vamos, si sabes que lo estás deseando. 

- ¡¿QUÉ DICES?! No alucines. Devuélvemelo. No te lo voy a volver a repetir - le advertí. 

- Vale, toma. Aguafiestas. 

- Fea. 

- No soy fea. 

- Sí que lo eres. Ahora me voy, adiós. 

- No te vas - dijo cogiéndome de la mano - hasta que no me des un beso. 

- Tu flipas - dije apartando mi mano. 

Ella siguió colgándose de mi como un mono y yo conseguí escribirle a Alex. Al parecer era verdad que no estaba porque le había llamado su reciente novia y él había tenido que acudir. Yo lo entendí perfectamente y quise salir de allí. No conocía a prácticamente nadie y no quería seguir teniendo que soportar a sor Pesadez mucho tiempo más. 

- MARC, ¡BÉSAME! - dijo de repente Layla acercándose a mi. 

- LAYLA, ¡APÁRTATE! - dije yo empujándola lo suficiente para que se apartara -. Además apestas a alcohol. 

- Sé que en el fondo estás deseando liarte conmigo pero no puedes por culpa de tu novia imaginaria. 

- No te equivoques, no es que no pueda liarme contigo porque tengo novia; es que NO QUIERO liarme contigo porque tengo novia. Además me das asco. 

- No me digas eso Marc - dijo empezando a llorar - que me duele. 

- Me da igual, es la pura verdad. Tienes cero oportunidades conmigo desde el día que te conocí, así que olvídate de mi. Me voy de esta fiesta horrible. 

- No es horrible, es...

- Es horrible porque estás tú - dije tajante. 

Ella se quedó allí en medio llorando (o haciendo como que lloraba) mientras yo buscaba desesperadamente la puerta de salida entre toda la gente que había en aquel sitio. Juro que no me acordaba lo asfixiantes y claustrofóbicas que eras las discotecas los viernes por la noche. 

Después de salir de allí decidí quedarme un rato fuera para que me diera el aire, ya que dentro hacía bastante calor por culpa de toda esa gente sudada restregándose y bailando como sardinas. Sinceramente era algo que entendía, pero que si no eras uno de ellos daba bastante asco tanto el olor como el panorama. 

Mientras estuve fuera tomando el aire, instintivamente abrí el chat de mar y empecé a leerlo desde el primer mensaje, desde el bendito día de la piscina. Cuando acabé de leerlo me dirigí hacia mi coche, y justo cuando iba a arrancar me llegó un mensaje. Miré a ver de quién era y para variar, era de Layla. Sor Pesadez me preguntó dónde estaba y le dije que me había ido, pero cuando fui a apagar el móvil y a ignorarla me dijo que un tío le había dicho que la iba a llevar a Formentera. En ese momento caí en que ella estaba muy borracha y en ese estado cualquier tío podría haber hecho con ella lo que quisiera. Por mal que me caía, mi moral me impedía pasar de ella así que le dije que se apartara de ahí porque le iba a hacer algo. Como es tonta y estaba borracha, empezó a creerse de que se lo decía porque estaba celoso y se negó a moverse de ahí. En ese momento decidí ir a por ella ya que visto lo visto no iba a moverse por voluntad propia. Yo estaba nervioso porque sabía que me iba a sentir culpable siempre si le pasaba algo, y ella no colaboraba diciéndole al hombre que estaba hablando conmigo. Al parecer el mismo "señor majísimo" que le había ofrecido llevarla a Formentera a cambio de nada, le había dicho que si dejaba de hablar conmigo también la llevaría a Berlín. En el momento en el que le dijo que el señor había ido a llevarle una copa, le dije que fuera al baño y que nos encontrábamos allí, pero me costó parte de mi dignidad conseguir que fuera. 

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