Cogí el móvil cuando este vibró bajo mi muslo y al ver de quien era la notificación miré extrañado a mis amigos.
Chat grupal: Masqueperros
La vecina chiflada:
Le gustas
Cubrí la pantalla antes de que Kidae, que estaba sentado a mi izquierda, pudiera ver el mensaje y clavé mi mirada asesina en Esther. Mis tres amigos habían llegado a casa hacía cosa de tres horas con bolsas repletas de picoteo y bebidas. Después de charlar un rato habíamos decidido hacer de la tarde del sábado y de mi salón, un cine. Los tres se habían sentado casi a la vez sobre el sofá más largo, dejándonos curiosamente el pequeño a Kidae y a mi. Este ni se había inmutado, pero yo sabía cuál había sido la verdadera intención de aquellos tres. Los conocía y el mensaje que acababa de recibir me lo confirmaba. Traté de ignorarlo, pero cuando llegaron nuevas notificaciones me fué imposible.
La vecina chiflada:
No deja de lanzarte miraditas
Y mira vuestras piernas!!!!
Lo hice. El sofá era pequeño, de dos plazas, pero estas eran lo suficientemente anchas como para que dos personas delgadas como nosotros pudieran estar cómodamente separados. No lo estábamos. No me había dado cuenta hasta que mi mejor amiga apuntó aquel detalle. De alguna forma u otra habíamos ido acercándonos hasta que nuestras rodillas estaban pegadas la una a la otra. Entre nuestras caderas si había algo más de distancia, pues Kidae estaba medio apoyado en el reposabrazos, pero era como si una fuerza invisible hubiera tirado de él en mi dirección.
La vecina chiflada:
Ya te digo yo que esa postura no es cómoda
Le importa? Ya te respondo yo. NO!
El vago de mierda:
Queréis callaros y ver la película??
Por cierto, coincido con la pesada.
Empecé a escribir una respuesta que iba a ser poco amable cuando noté a Kidae tensarse. Mi primer pensamiento es que había leído la conversación, para lo cual empecé a idear cuarenta formas distintas de salir airoso de ello, pero cuando me giré para enfrentarme a él me helé. Sus rasgados ojos no estaban fijos en mi sinó en la televisión, pero lo que me hizo comprobar que lo había hecho reaccionar así fue ver como estos estaban inundados en lágrimas no derramadas. En la pantalla podía verse la escena de la protagonista caminando a paso acelerado por un estrecho callejón. La música tensa y una sombra humanoide tras ella fué lo que me llevó a coger el rostro de Kidae entre mis manos y obligarlo a centrar única y exclusivamente su atención en mi.
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Hasta que ya no esté
Teen FictionLucas es un chico corriente, con una vida corriente como la de muchos adolescentes de 17 años. Va al instituto, trabaja a medio tiempo y solo tiene ganas de que llegue el fin de semana para salir con sus amigos de fiesta. Su vida ha sido siempre muy...