~Feral~[Traducción]

Capitulo 16

"Este no va a ser un agradable paseo por el bosque". Shanks murmuró para sí mismo mientras miraba hacia la montaña. Había venido lo más rápido que pudo cuando Makino lo llamó, su angustia era claramente evidente para toda la tripulación. El resto de sus hombres lo seguirían en una semana después de ayudar a Yassop a instalarse en la ciudad.

Sin embargo, las cosas aquí no podían esperar, no si lo que dijo Makino era correcto. Y al ver el humo que subía perezosamente de la montaña tuvo la sensación de hundimiento de ella. No es que Shanks estuviera exactamente seguro de lo que iba a poder hacer al respecto. Esperemos poner algún tipo de parada de la misma. De alguna manera.

Había estado en suficientes islas para saber que algo como esto, matar especies enteras de animales, era algo muy malo y tendía a morder a la gente en el trasero más tarde. Pero ¿qué sabía él? Era solo un Yonko.

Al entrar en la maleza, Shanks decidió que era mucho más espeluznante cuando estaba en silencio en lugar de estar lleno de los sonidos de los grandes depredadores. La falta de mirar fijamente después de tantas visitas bajo ojos vigilantes estaba mal. ¿Seguramente algunos de la manada todavía tenían que estar por aquí? No era propio de ellos dejar pasar a cualquiera.

Completamente preocupado ahora, aceleró, permitiendo que su haki lo guiara a la población más densa con la esperanza de que fueran los lobos. Si no fuera... bueno. Shanks era un pirata, y si seguía la lógica de Makino, los lobos de la manada de dioses eran una especie de amigos. Entonces, como cualquier buen pirata, defendería a sus amigos.

Corriendo a través de la jungla, Shanks se esforzó por ignorar a los animales muertos que yacían congelados y muertos por el frío. Demasiados para un invierno tan templado. Intentó no pensar en ello, incluso cuando entró a trompicones en el campamento de los cazadores. El hedor a sangre vieja luchó con el olor a humo de leña, ensuciando el aire pintando un cuadro sombrío. Ni siquiera disminuyó la velocidad, sacó su arma y disparó al único cazador que estaba parado con un cuchillo en la mano frente a una jaula.

No tuvo que mirar para saber qué había en la jaula. No con las pieles apiladas en un carro en el centro del campamento, los cuerpos visibles en un hoyo a un lado. Pateando el cadáver hacia un lado, miró dentro de la jaula y rezó a los dioses del mar para que no fuera demasiado tarde.

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Fin