A la mañana siguiente Hyuck llega a casa de forma legal, saluda a mi padre y pregunta dónde está mi habitación aunque lo sabe perfectamente.
Puedo escucharlo sin problema alguno, desperté hace dos horas y lavé mis sábanas antes de ducharme repitiendo el proceso de esa vez, sólo que ahora trato de borrar las sensaciones que yo mismo provoqué.
Abro la puerta antes de que toque y le hago una seña para que entre en silencio.
Es sábado en la mañana y yo aún siento el deseo de dormir, algo que nunca antes había pasado.
Canelita, como me gusta llamarlo, analiza mi habitación deteniendo su mirada en las húmedas sábanas que reposan en la cama, entonces se gira a mí y me cuestiona con la mirada.
Parece estar atando cabos pero sigue sin llegar a un punto lógico y por primera vez en días, río.
Me mira como si acabase de enloquecer, quizá lo hice, pero su simple presencia tiene un efecto calmante en mí. Me decido a resolver su incógnita así que me acerco un poco antes de susurrar.
— Rollito, debo contarte algo pero debe ser nuestro secreto...
Nos sentamos en el suelo de mi habitación y le cuento, sin detalles en realidad, lo que hice y el cómo me sentí. Por supuesto omito contarle la situación que me llevó a ello porque no quiero que me vea como un cobarde, mucho menos ahora que llegué a la conclusión de que no era para tanto.
Él se queda callado y yo no puedo mirarlo de la vergüenza, mis mejillas arden y desvío la mirada repasando lo que dije; recuerdo ese día en el que el sermón se basó en el sacerdote diciéndonos a los más jóvenes que era un pecado autocomplacernos y que si sentíamos el deseo significaba que había un demonio cerca e incluso que quizá estábamos poseídos porque no era algo que pudiese venir de Dios.
Quizá le parece horrible que haya tenido el descaro de tocarme, probablemente vaya a decirme que no quiere ser mi amigo, que...
— Pensé que nunca lo harías, empezaba a preocuparme que no fueses humano.
Sus palabras y su tono burlón me desconciertan y sé que se nota en mi expresión porque él ríe mientras me abraza y reposa su cabeza en mi hombro.
— ¿Cómo puedes ser tan tonto y a la vez tan inteligente? Buenas nuevas, genio, masturbarte no te da un pase directo al infierno, de hecho, leí que es bueno para la salud. Bueno, sí puede darte un pase si abusas de ello, eso significaría que yo ya lo tengo ganado, en realidad por eso y otras cosas, por ejemplo la vez que pateé a esa abuelita, o cuando...
Él empieza a divagar, pero en realidad yo he dejado de escucharle.
"Masturbarte no te da un pase directo al infierno."
Nunca esperé que uno de los comentarios toscos de DongHyuck realmente sirviera para algo, pero lo hace, y mucho. Siento la necesidad de abrazarlo y así lo hago, incluso oculto mi rostro en su cuello mientras trato de no llorar y le susurro "gracias" una y otra vez.
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Butter(fly) effect.
Rastgele"¿Conoces el efecto mariposa? Permíteme contarte el más grande que conozco." Eres consciente de que todo lo que hagas tendrá repercusiones y dependiendo de si la acción era positiva o negativa, así mismo lo serán las consecuencias. Pero, ¿sabías que...