18. Him.

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Finalmente estaba allí.

Un gran edificio ubicado en la parte cénbtrica de la capital de Ehteria, Bright Moon, y se leía con grandes letras aquel apellido horrible. 

Prime, pensó con molestia. Él tiene que saber algo.

Y con ese pensamiento entró a paso firme, encontrándose con un hombre en la recepción mirándola casi con indiferencia. No le importó.

—Quiero ver a Prime.—Se adelantó antes de que este tuviera la opción de abrir la boca. Su expresión se mantuvo impasible, como si no hubiera dicho nada.

—¿Tiene una cita?—Inquirió con voz plana.

—No.—Afirmó.—Y si no me lleva con él, tendré que llevarme yo misma.—Le dijo, su voz saliendo un poco más ronca de lo normal, quizá debido a aquel creciente sentimiento en su pecho; uno que consumía cada fibra de su cuerpo y no la dejaba actuar con coherencia. El hombre se acercó a ella, revelando su casi mínima diferencia de altura, impasible aún con sus palabras.

—Si no tiene una cita, le pediré que se retire de este lugar. El señor Prime es un hombre muy ocupado y no tiene tiempo para niñatas como usted.—Respondió, casi estóicamente. 

—Se lo advertí.—Finalizó, empezando a moverse con rapidez hacia el ascensor, sintiéndo varios pasos apresurados tras de sí. Aunque no tenía a la loba consigo, aún sabía cómo moverse. 

No podía parar. No iba a parar hasta que tuviera a la loba de vuelta. No iba a parar jamás.

Oprimió el último botón del ascensor, esperando encontrar al hombre allí, y, después de diescisiete pisos, finalmente estuvo frente a una gran puerta blanca custodiada por otros dos hombres.

—Esta parte del edificio está fuera de los límites para usted.—Hablaron al unísono y sin emoción en su voz. La ojiazul gruñó, acercándose a ellos e ignorándolos por completo mientras intentaba abrir la puerta, la cual, por supuesto, estaba bloqueada.

Intentó entrar varias veces y por distintas formas cuando los hombres intentaron detenerla, por lo que finalmente terminó golpeando todo lo que tuvo a su alcance, aunque no tuvo mucho efecto en nada.

Eso fue, hasta que escuchó la gran puerta abrirse, y por la misma vió aparecer un hombre realmente alto, de pálida piel que se asemejaba a una hoja de papel, ojos verdes brillantes y cabello blanco atado en una media coleta parecida a la suya. Lucía molesto.

—¿No les he informado que no preciso disturbios?—Cuando habló, su voz resonó en todo el lugar, y la expresión de Adora se tensó. Vió como uno de los hombres que la intentó apresar anteriormente levantó sus manos, casi asustado.

—Sí, señor, pero esta chica ha intentado venir aquí y no hemos sido capaces de detenerla...—Explicó con cierto temor. Entonces, los ojos azules se cruzaron directamente con los verdes, y casi sintió que el peliblanco pudo analizarla por completo en aquellos escasos segundos.

—Suéltentla.—Ordenó, y ellos obedecieron de inmediato, aunque no se alejaron lo suficiente de su espacio personal, a lo que ella gruñó.

—Tengo hablar con usted.—Le dijo. La expresión gélida de Prime se transformó rápidamente en una sonrisa torcida que denotaba de todo menos alegría.

—¿Es así?—Preguntó.—Pueden irse.—Informó sin especificar a quién, pero en el siguiente segundo, el lugar quedó desierto, salvo por ellos dos.—Pasa, Grayskull.

—¿G-Grayskull?—Repitió con voz estrangulada, caminando lentamente hacia dentro y mirando alrededor para apreciar el entorno.

—Eres una de ellos, ¿no es así?—Preguntó encarándola, tomando su mentón e inspeccionando sus facciones.—Ha pasado un tiempo desde que ví a uno de tu clase.

Grunts of love- Catradora Werewolf AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora