¿Qué quería exáctamente?
Tenía en claro sus prioridades. Recuperar a la loba, Catra, encontrar respuestas sobre qué era ella en realidad, hallar a aquel Prime y destruir a Weaver.
Pero, ¿para qué?
No entendía, no lo sabía bien. Pero algo en ello se sentía mal. Como si un odio la empujara a hacer algo que realmente no sabía si quería. Una vez, habiendo recuperado a la loba, no tenía nada más que hacer. No obstante, ese sentimiento persistente de odio seguía rondando.
Como si le quemara las entrañas, como si la consumiera de a poco.
—No.—Negó Mara casi de inmediato.—No lo hagas. Solo déjala en paz. Es una bruja, después de todo. No sabes de lo que es capaz.—Le indicó. Sabía, muy en el fondo, que tenía razón. Que, de alguna forma, ese monstruo había conseguido quitarle a la loba y dejarla con vida. Golpeó la mesa con fuerza, sintiendo su puño apretarse debido a la frustración.
Sentía ese odio trepando sobre su cuerpo, y, no pudiendo contenerse, casi escupió sus palabras.
—¿Y me quedo ahí parada? ¿No tiene que pagar? ¡Ni siquiera le dí una puta razón para quitármela!—Espetó. La castaña la miró, sus profundos ojos azul-grisáceo analizandola con cuidado. Y luego, todo lo que pudo hacer fue suspirar.
—Sé que en parte fue mi culpa. Por haberte metido en toda esta mierda.—Empezó, sus dedos dirigiéndose casi inconscientemente al puente de su nariz.—Pero si algo he entendido es que no es tan fácil, Adora. Quieres venganza, lo sé.—Afirmó, viendo a la rubia temblar, y no supo exáctamente por qué.—Y si es tu desición, entonces no puedo hacer nada. Pero escúchame bien: La venganza es un arma de doble filo.—Habló en tono firme.—Puede destrozar tanto como quieras. Así como también te destruye a ti y a todos los que te rodean.—Dijo despacio, como si quisiera que la ojiazul pudiera tener tiempo para asimilar cada una de sus palabras.
Y ella realmente lo hizo. Sintió como se clavaban en su piel como cuchillas punzantes. Una advertencia, eso es lo que era.
—Lo sé.—Terminó finalmente, tomando su teléfono y preparándose para salir. Tenía que ponerse al corriente con las clases de la universidad, y por ello le había prometido a Bow que estaría más temprano para que este la ayudase a estudiar.
—Piénsalo.—Pidió Mara, sin despedirse.
—Lo haré.—Prometió.
Curiosamente, no pudo sacarse esas palabras de la cabeza.
Eran como insectos a la miel. Pensamientos que, aunque ahuyentaba, prontamente volvían a rondar en su cerebro sin opción a desterrarlas.
Se sentía rebotando en dos extremos. Quería destrucción. Quería que esa bruja le devolviera lo que era suyo. Pero, ¿a quienes lastimaría en el proceso? ¿a Mara? ¿Razz? ¿Sus amigos?
...¿Catra?
Ella había dicho que estaba bien, ¿no?
Su estómago se revolvió de manera extraña. Escuchó una voz familiar a lo lejos, pero no podía distinguirla bien, pues sonaba como si estuviera debajo del agua. Pero había algo más. Algo oscuro, susurrando palabras inconexas, y que a la vez tenían un significado. Imposibles de traducir, pero fáciles de obedecer.
—¡Adora!—Llamó el moreno, dándole un fuerte golpe en el brazo a la rubia. Esta lo miró por unos segundos, como si nada, antes de procesar los hechos.
—¡Auch!—Se quejó, quizá demasiado tarde.—¡¿Y eso a qué vino?!—Sintió como si una furia inexplicable intentara apoderarse de ella, y supo que iba más allá de lo que en realidad podía ver, dada la expresión algo aterrorizada de Bow.
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Grunts of love- Catradora Werewolf AU
Fiksi PenggemarSu cuerpo cambiaba. Y no, no de una forma normal, como todos los adolescentes, estaba cambiando. Adora era una mujer loba. ⚠Advertencia⚠ Contenido explícito, bestialismo. Leer bajo responsablidad propia.