RETURN VOYAGE

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––––– Capítulo 8 –––––

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EL CASTAÑO SE QUEJÓ MIRANDO DE MALA MANERA al causante de su interrupción.

– Hey, ¿Qué haces tío?-

El rubio lo miró con una sonrisa insolente.

– Largate.- fue lo que respondió Billy.

El castaño se alejó de mala gana, aptretando la quijada, pareció ver la locura en los ojos de Billy y decidió no buscar problemas.

Al ver como el chico se iba Nix pudo reaccionar por fin.
– Apartate, ¿quieres?- empujó a Billy.

El californiano sonrió de lado.
– ¿No quieres bailar conmigo?- se acercó a ella.

Nix pudo notar el olor a cerveza, perfume y tabaco chocar contra su cara.
Levantó una ceja.
– ¿Qué te hace pensar eso?-

Billy soltó una carcajada.
– ¿Preferías bailar con ese tipo?- señaló.

– ¿Antes que contigo? Hmm...- hizo un gesto como si reflexionara la respuesta.
– Rotundamente sí.-
Nix empezó a alejarse de él, fue hacia la mesa de las bebidas.

Llegó donde estaba su chaqueta y volvió a sentir esas calidas manos en su cintura.
– Pues parecía que no querías ni mirarlo.- habló contra su oído.

Ella no respondió.

– ¿Qué quieres?- preguntó por fin la chica.

Billy mostró sus blancos dientes y de su garganta salió una risa gutural.

– Bailar contigo, preciosa.- respondió apoyandose en la mesa de bebidas sobre su lado izquierdo.

– Debo irme. Ya es tarde.- lo evadió cogiendo su cazadora y girandose hacia la salida.

Nada más salir de la casa, vió a una chica vomitando en un arbuso.
Nix hizo una mueca de asco y indagó con los ojos por la calle, donde estaban los coches aparcados.

Buscó y buscó, pero finalmente aceptó que Jonathan se había ido sin ella.
Bufó, furiosa. No le gustaba que la dejaran tirada. Tendría una seria conversación con su amigo.

– Vaya, tu amigo el friki te ha dejado tirada.- escuchó la voz burlona del californiano detrás de ella.

Nix ni siquiera se giró, no quería ver esa sonrisa petulante que sabía que encontraría en su rostro, y no quería aceptar que esa vez tenía razón.
Nix escuchó el ruido del mechero encenderse.

La de pelo cobrizo empezó a andar de camino a su casa.
La luz de la calle cada vez era más tenue y la música de la casa cada vez más lejana.

No andó más de quince metros cuando vió el Camaro azul siguiendo sus pasos a pocos metros de ella.

– ¿Quieres que te lleve?- su voz era tentadora.

– No, gracias. Tengo dos piernas, puedo andar sola hasta mi casa.- se negó la chica.

No quería darle el gusto de deberle un favor.

– Vamos, francesita, te mueres de ganas por subir.-

Nix dejó de andar y al mismo tiempo el coche frenó.

– ¿Porqué crees que todo el mundo va detrás de tu culo? ¿No has pensado ni siquiera por un segundo que no eres arrebatadoramente atractivo para todas las chicas?- Nix se cruzó de brazos acercandose con paso seguro hacia el coche.

– ¿Acaso no lo soy?- respondió con su típica sonrisa.

– Por favor.- sopló la chica.

– Si no calculo mal, vives a más de dos quilómetros de aquí, ¿Realmente quieres ir andando?- argumentó Billy acercandose a la ventanilla.

Nix lo pensó, él tenía razón. Era tarde y su casa estaba realmente lejos.
Miró al chico dentro del coche y luego miró la calle, el exterior estaba cada vez más oscuro.

Se quedó ahí parada durante unos instantes y finalmente decidió entrar en el vehículo.
Acababa de firmar un trato con el diablo.

Billy sonrió con arrogancia y arrancó a gran velocidad.

Llevaban un rato en silencio, Nix miraba todo a su alrededor la cuidada tapiceria de los asientos, el impoluto retrovisor y la mano de Billy sobre el volante. Corrió su mirada buscando la otra mano, y la encontró colocandose un cigarrillo en la boca.

Nix le arrebató el cigarrillo antes de que lo encendiera y lo tiró sobre la guantera.

– Vas a morir en poco tiempo si sigues fumando esa mierda.- dijo Nix antes de que Billy pudiera hablar.

– Debemos morir de una forma u otra, ¿qué mas da unos años antes?- sorpresivamente para Nix, Billy no lanzó ningún tipo de reproche hacia su anterior acto.

– Entonces piensa que eso te jodera los dientes y los pulmones, no podras jugar a baloncesto, y perderas tu encantadora sonrisa.- argumentó.

Billy sonrió, como de costumbre.
– Así que aceptas que tengo una sonrisa encantadora.-

– No se ni porque me molesto. Si quieres suicidarte lentamente, adelante, hazlo.- Nix apartó su mirada hacia la ventana mirando como las luces de las farolas pasaban con rapidez.

A Billy le daba igual eso, le daba igual que fumar fiera perjudicial, es más, él lo prefería. No había nada por lo que no fumar, le relajaba.

El rubio soltó una carcajada aspera que le erizó la piel a Nix. Le recordó al rugido de una bestia.

– Francesita, todo el mundo tiene vicios. Lo que tu necesitas es relajarte.- le dijo directamente.

– Yo estoy muy relajada. Solo que me es imposible con tu presencia.- respondió con burla.

En los labios de Billy surgió una sonrisa maliciosa.
– Yo conozco muchas formas de relajarse. Tal vez podria ayudarte.- insinuó.

Nix siguió mirando la carretera como si no hubiera escuchado ninguna palabra.

– Es por ahí, la proxima calle a la derecha.- señaló la carretera.

El coche paró donde ella había indicado, pero antes de que Nix bajara del vehículo Billy la cogió del brazo.
– Ya te he dicho varias veces que no me gusta que me ignoren.- su voz sonó ronca y Nix lo miró directamente a los ojos. Vió que su pupila ocupaba casi todo su iris, lo que hacia que su mirada se tornara oscura.

La chica se acercó un poco a él, más de lo que acostumbraba, y habló.

– Y yo te he dicho varias veces que me da igual.- esta vez Nix hizo un movimiento que Billy no pudo prevenir. Esta llevó su mano libre y dió dos palmaditas de consolación sobre su hombro.

Seguido de eso ella salió del coche y se marchó hacia su casa.

Billy se quedó allí, unos segundos, procesando el anterior acto.
Sonrió procazmente viendo como la chica entraba en su casa y arrancó el coche mientras encendía un cigarrillo.

Condujo hasta llegar a su casa, y salió del coche tirando la colilla al suelo antes de entrar por la puerta.

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Atte: Saturn moon

BAD GUY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora