THE KISS

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———— Capítulo 14 ————

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No. Quedate.-

SU VOZ SALIÓ SIN UNA PIZCA DE FURIA.
El azul de sus ojos era distinto. Billy realmente no quería que se fuera. Ese mismo impulso que lo había llevado ese día a casa de Nix después de la pelea con su padre, apareció en la cafetería para impedir que ella se fuera.

La muchacha volvió a sentarse lentamente aún con la mano del chico en su muñeca.

– Yo te invito al desayuno...- negoció Billy.

Jamás se habia comportado así, era como si algo le obligara a hacerlo.
Ambos se quedaron en silencio.

Algo en la mirada de Nix cambió. Excrutó meticulosamente en sus ojos azules algún tipo de trampa. Pero no percibió nada de eso.

Billy empezó a agitar su pierna de arriba a abajo compulsivamente. Le ponia nervioso sentirse de esa forma. Tan expuesto, sin saber porque.

– ¿Cómo has llegado aqui tan rápido?- preguntó ella refiriendose a su presencia en la cafetería.
– ¿No se supone que debes llevar a Max a casa?- siguió.

El rubio bufó tirando su cuerpo hacia atrás hasta quedar apoyado en el respaldo de su asiento.
– Esa mocosa ha quedado con sus amigos hoy.- respondió con molestia.

Todo lo que hacia Max parecía molestarle. Y así lo hacía, en cierta forma. Él no era la niñera de nadie, ni siquiera era su "hermana".

Nix dió un asentimiento y empezó a comer.

– ¿Byers ya se ha arrastrado lo suficiente como para que lo perdones?- preguntó él esa vez.

La francesa no le dirigió la mirada, pero habló.

– No.- fue lo único que respondió.

Billy soltó una carcajada.

– Perfecto.- dijo con una sonrisa petulante en el rostro.

Entonces Nix subió la mirada mientras daba un sorbo al té y vio el hematoma en la cara del chico. Recordó, no hacia muchos días atrás, cuando le curó. Y sus pensamientos divagaron por los ojos solitarios de un Billy magullado.
Debido a eso no se percató de que esté le estaba robando un pedazo de comida hasta que vio como se lo llevaba a la boca.

Éhonte.- pronunció arrevatandole el tenedor de  la mano.

Billy masticó impasible.
– Demasiado chocolate.- sentenció.

La chica insertó otro cacho de gofre para después comérselo sin importarle demasiado que el utensilio hubiera sido usado por él.
Eso desbocó la mente de Billy una vez más. El simple hecho de pensar en ese vago intercambio de substancia le resultaba excitante.

Era algo nuevo el sentimiento de desesperación que sentía al estar tan cerca de esa chica y no tocarla como le gustaría. Lo que no hacia más que augmentar su apetito hacia ella.

No dijeron nada más hasta que Billy, como había dicho, pagó el almuerzo y Nix, sin esperarlo, se levantó de su asiento para irse del establecimiento.

Perdió de vista a Billy hasta llegar a su coche, que fue donde él se apresuró para impedir que abriera la puerta del conductor.

–Deberías ser más educada conmigo.- su sonrisa torcida y algo irritada salió a flote.

A ella le gustó verlo irritado.

– Yo no he pedido ninguno de tus favores.- afirmó mientras intentaba llegar a la manilla de la puerta.

– Eso no hace más que reafirmar mi gran bondad.- la voz de Billy salió burlona.
– Algún día tendrás que pagar por todos estos favores.- aseguró con la mirada sombría.
Parecía el diablo ajustando cuentas.

– Antes de que eso suceda llegará el apocalipsis.- habló Nix mofándose con una pequeña sonrisa.

El rubio se apartó un poco del coche para acercarse peligrosamente a la chica.

– Deja que te repita lo bien que lo pasaríamos juntos.- susurró Billy estando lo suficientemente cerca como para que su aliento provocara que Nix se estremeciera.

– Es un lastima que seas un cretino. No me voy a la cama con cretinos.- por primera vez pareció que la chica hablaba con picardía.
Tal vez fue el hecho de que él hubiera recurrido a ella el día que apareció herido, o tal vez fue porque cuando lo había visto cerca de aquella chica de ojos claros sintió ira, pero fuera lo que fuese Billy notó ese cambio.

El rubio apretó la quijada con algo de desesperación.
Si hubiera sido otra persona quien le hubiera llamado cretino tantas veces, lo habría mandado al hospital.

– Como vuelvas a instultarme una vez más...- su voz salió grave, tan grave que a Nix le costó entenderlo.

La chica sonrió y habló.
– Vaya, ¿entonces no podré decir...?- hizo una pausa, se acercó un poco a la oreja de Billy y siguió hablando.
– CRETINO.- acabo, dejando que cada sílaba se arrastrara entre sus labios.

Billy apretó sus puños, la vena de su frente había empezado a hincharse y justo cuando iba a estallar se quedó paralizado.
Nix le dió un pequeño y suave beso en la mejilla. Él pudo escuchar perfectamente el leve chasquido que hicieron sus labios al separarse y una sensación extraña recorrió su columna.

La francesa, se separó de su mejilla y rodeó a Billy para poder entrar en su coche.

Y sin decir nada más se fue dejando allí a Billy. El californiano colocó sus manos en los bolsillos y caminó con su aire chulesco habitual hacia su vehículo.
Una vez sentado en el asiento del conductor miró su reflejo en el retrovisor. No había ira en sus facciones pero si que vio un leve rastro de carmín en su mejilla.
No se molestó en limpiarselo y condujo hacia su casa.
Una vez allí, salió del vehículo y aun arriesgándose a que su padre estuviera en casa y le diera una paliza por tener la desfachatez de llevar a casa esa marca no se la limpió.

Al atravesar la puerta se dió cuenta de que el mayor de los Hargrove no estaba en casa y se dirigió a su habitación.

Susan y Max lo vieron pasar sin decir ni una palabra.

– ¿Y a este que le pasa?- preguntó la pelirroja.

Susan negó con la cabeza sin poder dar una respuesta.

Billy se sentó en su cama y fue allí donde pasó su dedo indice por su mejilla, recogiendo un poco del pigmento que había dejado la chica.

Miró su dedo unos segundos y relamió sus labios.

Dejó caer su espalda en el colchón y pensó en lo que la chica le había dicho en la cafetería.
"¿Encuentras la felicidad estando solo? "
Recordó esa frase y la cara confundida de Nix al recibir su respuesta.

Billy era incapaz de imaginarse con una sola chica, le daba pavor tener que depender emocionalmente de una persona y que ésta lo abandonara. Eso fue lo que pasó con su madre, y se prometio que no le volvería a pasar.

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Gracias por leer
Atte: Saturn moon

BAD GUY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora