BAD GUY

THE HIT

———— Capítulo 10 ————

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NIX ERA PERSEGUIDA POR JONATHAN POR LA CAFETERÍA DEL INSTITUTO.

– Vamos Nix, lo siento. Nancy estaba muy borracha, ella necesitaba mi ayuda. Perdóname.- suplicaba el chico.

La francesa seguía igual de sería.
– Me dejaste tirada Byers.- fue lo único que dijo antes de que el timbre sonara.

Nix se levantó de su asiento y empezó a andar hacia su siguiente clase.
Jonathan intentaba seguir el paso apresurado de su amiga por los pasillos.

– Por favor Nix, perdóname. No era mi intención.-

Ella paró en seco.
– ¿No era tu intención? Literalmente me dejaste a más de dos quilómetros de mi casa. Casi media hora andando, de noche. La verdad, espero por tu bien que realmente no fuera tu intención.- se cruzó de brazos mirando al castaño frívolamente.

A Jonathan se le erizó el bello de la nuca.
– Nix...- no pudo acabar su siguiente oración, ya que alguien le interrumpió.

– Creo que ha dejado claro que no le apetece hablar contigo Byers.-

Nix sintió el olor a nicotina y perfume del ahora presente.

Jonathan suspiró apático y algo enervado por su repentina interrupción.

– No se que pintas en esta conversación Hargrove.- habló Jonathan duramente y arriesgandose a terminar con un ojo morado.

Sorpresivamente el rubio no se encaró hacia Jonathan, sino que  dirigió su mirada hacia Nix y sonrió como de costumbre. Pasó uno de sus brazos sobre los hombros de la chica.
– Oh, tal vez, está el hecho de que fui yo quien la llevó a su casa esa noche.- soltó esas palabras lentamente como si fueran pequeñas gotas de veneno.

A Jonathan se le desfiguró el rostro.
– ¿Es eso cierto?- le preguntó a su amiga.

Nix bufó, apartando el brazo de Billy para seguidamente hablar.

– Desgraciadamente sí. El fue quien me llevo a casa.-

El castaño intensificó su mueca y cogió a Nix por la muñeca apartandola un poco del otro chico.
– ¿Como se te ocurre?- inquirió.
– Podría haberte pasado algo realmente malo.- habló.

Nix perdió la poca paciencia que le quedaba y se soltó del agarre de un tirón.
– Oh, ¿ahora si que te preocupa lo que me podría haberme pasado? Imaginate si él no me hubiera llevado a casa. Tal vez ahora estaría desaparecida.- discutió.

– Este tio esta loco Nix.- susurró exasperado.

– Al menos, este tío loco me llevo a casa, y tal vez, eso evito que algo malo pasara.- subió el tono de voz.

Jonathan la miró y tragó en seco. Hacía años que no veía su amiga así de enfadada.
Debido al silenció de Jonathan, Nix se giró y continuó su camino hacia la siguiente aula.

El castaño se giró hacia Billy, el cual había emprendido su camino hacia la misma dirección que la chica.

A Jonathan eso le incomodó.

[...]

Había pasado media semana desde que ambos amigos hablaron por última vez.

Billy se encontraba en su habitación. Su mirada reposaba en el libro desgastado que descansaba sobre su mesa.

Lo había ojeado varias veces desde que lo tenía en su poder. Y había empezado a pensar en devolvérselo a la chica. Tal vez, para verla otra vez y contemplar su exquisito cuerpo, tal vez solo era una escusa para irrumpir en su vida. O muy en el fondo, tal vez, y solo tal vez, para devolver algo que parecía tener un valor especial para ella.

Sea como fuere, una fuerza superior lo empujó a coger el libro y dirigirse hacia la sala de estar.

Sin embargo, algo lo interceptó.
Era su padre, entrando por la puerta, justo cuando él bajaba las escaleras.

Billy intentó volver sobre sus pasos, intentó pasar desapercibido. Algo que no estaba muy familiarizado a hacer.

– ¿A donde ibas?- la voz aspera del Hargrove hizo que detuviera sus pasos.

– Solo iba a dar una vuelta. Pero he recordado que debía hacer algo antes.- respondió sin mirar la cara de su padre.

– ¿Algo como que?- preguntó con dureza.

Billy no respondió.

– ¡Mirame cuando te hablo!- gritó, asustando a las dos pelirrojas que se encontraban en el salón. Parecía que el Hargrove mayor tenía ganas de pelear ese día.

Billy obedeció y bajo los últimos escalones lentamente.

– ¿Acaso leias? ¿Un inútil  maricon como tú, estaba leyendo?- las venas de su frente empezaron a marcarse.
– ¡Responde!-

– No es mío, es de una compañera de clase señor. Iba a devolverselo.- respondió mirando a los ojos a su padre.

– Una compañera.- le arrebató el libro y Billy apretó la quijada.
– Sí, no parece ser de ninguna de tus putas.- dijo mientras lo ojeaba.
Neil paró en la primera pagina y leyo la dedicatoria.

– Que dedicatoria tan cursi, tal vez por eso te lo presto, porque ella notó lo maricón que eras.- lo provocó.

La sangre de Billy hirvió.
– No lo soy.- escupió.

– ¿¡Ahora me respondes!? ¡No vuelvas a hablarme con ese tono!- el mayor lo cogió por la camisa y con una sola mano lo arrinconó contra la pared.

– ¡A partir de ahora quiero resperto y amabilidad por tu parte!- le gritó.

Billy seguía sin hablar y con la respiración algo agitada.
Neil le soltó un golpe en la cara.

– ¿¡Me has entendido!?- insistió el mayor.

A Billy empezó a caerle un hilo de sangre por la nariz.
– Sí señor.- dijo con voz firme.

El castaño lo soltó sin cuidado y se dirigió a su habitación.

Billy se quedó unos instantes apoyado en la pared, bajo las miradas de Susan y Max sobre él.

Éste recobro la postura al sentir el líquido caliente bajar por su nariz y el leve escozor que empezaba a aparecer en sus ojos.
Cogió el libro que en ese momento se encontraba tirado en el suelo y huyó por la puerta principal. Se metió en su coche, arrancandolo con violencia.

Sorbió su nariz y parpadeó varías veces al sentir sus ojos llorosos.
Pasó su mano por debajo de su nariz para intentar quitar la sangre.

A penas se dió cuenta de que conducía en direccion al hospedaje de la chica francesa.
Llegó en menos de un minuto debido a la alta velocidad, y se quedó dentro del coche unos segundos. Encendió un cigarrillo y aspiro su humo.
Su cuerpo actuó por si solo cuando salió de su vehículo y llamó al timbre de la gran casa.

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Gracias por leer
Atte: Saturn moon