to the last beat || nick leister

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No podía creer que por culpa de mi hermana, nos habíamos quedado en medio de la nada. Aunque tampoco era excusa para que Nick la dejara en medio de a mitad de la calle, él pensaba dejarla sola aquí en su primer día en esta ciudad.

Pero por una parte lo entendía, Noah se había pasado con su comentario acerca de su madre.

Ella no tenía derecho de decir aquello. Cualquiera en su lugar se hubiera puesto igual, o peor.

Por un lado entendía a Noah, estaba enojada por el nuevo cambio en nuestra vida, pero Nick no tenía la culpa.

En verdad se veía bastante enojado, cuando bajo a mi hermana del coche, y pude ver en sus ojos que no quería dejarme allí, pero no me perdonaría dejar a mi hermana sola.

-No hay puta señal, y para el colmo se apagó el puto teléfono. - mire a Noah molesta, viendo como miraba su teléfono. -Lo siento, ¿Sí? - dijo acercándose a mí.

No le había hablado desde que me baje del coche, sabía que si lo había no sería de la mejor manera.

-Te has pasado, Noah. - dije ignorandola, mientras sacaba mi móvil del bolso, pero mi sorpresa fue que no tenía batería.

Que suerte.

Para el colmo se había apagado completamente. Odiaba que mi teléfono se apague totalmente. Maldita sea.

Lo único que se me ocurrió era hacer un autostop y rezar para que un buen samaritano, se apiade de nosotras y pueda llevarnos a casa.

Ya sentía el frío calar mis huesos, me abrace a mí misma buscando un poco de calor, quería acurrucarme bajo la sábanas de mi nueva cama.

-Lo siento de verdad, no quería que esto pasará. Juro que cuando vea a ese gilipollas le daré un piñaso. - dijo Noah enojada, la miré mal -Bueno ya, no te enojes conmigo me gano el enojo. - dijo, mientras se acercaba abrazándome contra ella.

Solte un suspiro profundo, no podía enojarme con ella por más que quisiera.

-Si mamá se entera que estamos en medio de la carretera por mi culpa, me matará. - dijo mi hermana con un suspiro, mientras trataba de brindarme calor.

Sabía que esté clima tan frío de la noche no me convenía, para nada. iba a contestarle, pero fuí interrumpida por el sonido de un coche.

Este se acercaba por la carretera a toda velocidad. Reze para mis adentro, para que fuera la Mercedes de Will.

Este venía en dirección del club Náutico. Noah y yo nos acercamos lo máximo posible pero sin peligro de ser atropelladas.

Levanté la mano junto con mi hermana, aunque no me confiaría mucho de aquel desconocido.

Era concientes de que la mayoría de la chica que se subían en autos de desconocidos, no siempre terminan bien.

-¡Hijo de puta! - gritó mí hermana cuando el coche nos pasó de largo, ignorando nuestro llamados.