ONCE

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Apenas el sol se asomó por las grandes montañas, Giyuu se levantó y se despidió de la pareja, estaba tan agradecido, que prometió visitarlos cuando le dieran unos días libres.

Al salir, Giyuu empezó a correr tan rápido como se le era posible, había comido tanto que se sentía renovado, ¿el problema? Es que se sentía mareado, hasta un poco desorientado. Mientras corría, pensaba en Iguro, y llego a la conclusión de que todos esos malestares que había tenido y tiene, es por qué no estaba con su compañero, habían pasado muchos días desde que pudo sentir su aroma, así que era normal que su cuerpo reaccionara de esa manera. Sus glándulas todavía no había sido mordidas por Iguro, y eso era suficiente para hacer que su cuerpo se sienta rechazado, o solo.

Tomioka frunció su ceño sin darse cuenta, tenía un aspecto tan sombrío, que la poca gente que lo miraba se aterrorizaban al instante.

✤✤✤✤✤

Después de lo ocurrido, Mitsuri se alejó de Iguro y se levantó de un salto, poco después, entró a la casa y se encerró en una de las habitaciones, Iguro comprendió muy bien el comportamiento de la joven, y aunque sabía que eso pasaría, se arriesgo a besarla. Aunque se sentía mal, no pudo evitar reír y sentir como su corazón latía. Poco después, Iguro recorrió la finca en la que se estaba quedando.

Iguro le dijo a Mitsuri que estaría caminando alrededor de la casa, y esta solo se limitó a decir.

Bien, ten cuidado.

Iguro asintió y salió de nuevo, esta vez, tenía a su amigo en su cuello, la serpiente parecía muy animada, ya habían pasado días desde que su dueño lo sacaba a dar una vuelta. La tarde estaba siendo calurosa, pero no tanto como para que el pilar volviera a entrar a la casa.

¿Acaso no son hermosas Kaburamaru? Mira, son azules, ayer vine a regarlas, pero se habían marchitado, ¿no te parece raro?

Kaburamaru se deslizó desde el cuello al brazo de Iguro, la serpiente observó las flores y asintió.

Mientras que ambos amigos observaban las flores, los constantes ruidos de la puerta, hicieron que ambos se alejaran del bello jardín, cuando Iguro se dio la vuelta y se alejó lo suficiente, una de las flores calló a la suave tierra, había muerto.

Iguro noto que Mitsuri abría la puerta, la chica se le había adelantado, el pilar solo se quedó viendo desde aquel lugar. La chica reía con mucha calidez, luego, pudo ver el cabello negro de una mujer, y al parecer, era una mujer alfa. Mitsuri abrió la puerta y dejó entrar a Shinobu, quien al ver a Iguro, lo saludo con su típica sonrisa, y aparte, le mostró una caja de dulces. A Iguro le brillaron los ojos, era como un niño siendo consentido por su mamá.

✤✤✤✤✤

Tomioka se había detenido en un restaurante, tenía hambre, ya eran las 7:34 de la noche, y todavía le faltaba más camino, tenía tanta prisa, que se le había olvidado comer algo. Giyuu entró a una tienda, poco después, pidió tres platos, todos llenos hasta el máximo, su hambre lo estaba consumiendo. En pocos minutos, el pilar se terminó todo, y todas las personas presentes quedaron sorprendidas.

Muchas gracias, vendré pronto. —Y sin más, Tomioka dejo el dinero en la mano de la joven y salió.

No era común ver a alfas muy altos y con buen cuerpo, las miradas caían sobre el, y eso hacía que Tomioka se sintiera incómodo. Las muchachas que pasaba a un lado de el, reían y susurraban cosas, las cuales el podía oír. Aunque su rostro mostrará ser serio y refinado, en sus adentros se estaba sintiendo más nervioso de lo normal. Giyuu estaba en otro pueblo, así que aprovecharía para matar demonios, luego a descansar y a la primera hora, salir para volver a estar con Iguro.

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora