TREINTAIOCHO

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Media hora después de la conversación con el patrón, Shinobu kocho salió de la residencia y prosiguió a ir a la finca del pilar de la roca. Aún si era una mujer Alfa, sabía que no podía compararse con Uzui y persuadirlo con sus feromonas, no todos los alfas llegan a ser fuertes, siempre abran unos más débiles que otros, aunque los casos son inexistentes.

Empezó su trayecto, hacía calor y el cielo estaba completamente despejado, perfecto para que el sol diera por todos lados, y con más intensidad.

Mientras caminaba, sus pensamientos empezaron a revolotear como burbujas.

(—Al parecer, un Omega puede sobrevivir sin glándulas, no es tan diferente que un Beta, mmm, el problema es su lenta recuperación.) Llevó sus dedos dedos a su mentón, pensando con más profundidad. (—Si no fuera utilizado mis feromonas, abría muerto, al parecer, la influencia de otras feromonas puede frenar el sangrado interno, aparte de la invasión. Pero claro, eso no me garantiza que otras feromonas ayuden con la invasión y el sangrado.)

Era increíble, nunca antes abria pensado aquello, que un omega pudiera vivir sin glándulas, sabiendo la importancia que tienen estas.

Beta, omega, alfa, todos con los dos sexos principales, con esto, la pirámide se partía, y claro estaba, que también el rol y el estatus.

Desde muy pequeña a tenido un hambre insaciable de conocer, buscar y hallar, no por nada, nació siendo una prodigio en la medicina, y sus padres la impulsaron a más.

[▪︎▪︎▪︎]

Llovía, llovía muy fuerte, tanto, que las gotas de lluvia podían ser escuchadas cuando se chocaban con el vidrio de las ventanas.

Después de las dos de la tarde, empezó a llover con fuerza, desde la ventana, Zenitsu pudo ver como las niñas corrían de un lado a otro, tomando las sabanas y ropas, tratando de que estas no se mojaran.

Sin decir o pensar algo, volteó y fijó sus grandes ojos en el pequeño gorrión, el cual dormía como una roca.

(Gorrión sinvergüenza.)


Zenitsu dejó salir risistas suaves.

Gracias a las pastillas nuevas, a podido hablar más, y el dolor en su garganta a disminuido considerablemente, no solo eso, también las terribles punzadas en su cabeza. A mejorado muy bien, aunque desea caminar y poder salir a tomar aire fresco.

Cosa que por supuesto, no podrá hacer por muchos meses.

Mmm.

Sin saber qué hacer, suspira resignado a sus meses en cama.

Por órdenes del patrón, Zenitsu tendría que utilizar ropa más liviana, además de que tendría que ser un poco mas grande. No le molestaba la idea en lo absoluto, de echo, su madre una vez le hizo un kimono, le había tomado meses hacerlo, y cuando llegó el día para que el utilizara, aquel lindo kimono desapareció, y no pudo utilizarlo, pero eso no detuvo a su madre, quien terca como una mula, empezó a hacer otro.

Era idéntico al original, lindo, delicado, y perfectamente echo a su medida.

Recordar a su madre lo podía nostálgico, deseria que ella pudiera ver como a podido avanzar como cazador, como Oemga y como ser humano.

Madre...

¿Madre? —La puerta fue abierta tan rápido como pronuncio aquel nombre. Una voz chillona, pero dulce a la vez, el largo cabello trenzado en tres partes resaltó junto a sus grandes y verdosos ojos. La chica notó su mal comportamiento, y rápidamente salió de la habitación, tocó la puerta y pidió permiso para entrar.

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora