TREINTA Y DOS

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>:3 Creo que todos aquí estamos mal mentalmente xD, pero, ¿quien soy yo para juzgar a la bella audiencia? Bien :3 venia a decirles que faltan pocos cap para que esto termine, y la verdad no tengo idea de cómo terminar todo esto, jajja.

😀😀😀




-Su fiebre no a querido disminuir. -Dijo Naho. Sus dedos temblaban al igual que su ansiosa voz.

La salud del joven no mostraba signos de recuperación, el celo había terminado, pero por alguna razón, su salud se había deteriorado. Y no es que estuviera en peligro de muerte, pero, era claro que sí la fiebre no bajaba, eso solo significaba algo malo para el chico.

-¿Y si se lo decimos al señor de la casa? -Propuso Kiyo, quien en sus manos traía unas toallas y un pequeño jarrón con agua fría.

Sumi y Naho negaron enseguida.

-No podemos, aunque su celo se a ido, eso no nos garantiza del todo si su ciclo se a esfumado definitivamente. -Argumenta Sumi, tomando las toallas-. Y el señor Kyojuro está en una misión, no podemos interrumpirlo, sabemos que es contra las reglas. -Finalizó, dejando la toalla húmeda en la frente del chico rubio.

Kiyo estuvo en silencio.

-¿Y si se lo comentamos a la señora Shinobu? Ella sabe mucho de omegas, -comentó, sin alzar la mirada-, aunque creo que estos días a estado algo mal humorada.

-Es una solución muy buena por tu parte Kiyo, ¿le enviamos una carta?

-Creo que es mejor que una de nosotras valla, no hay que confiar mucho en los cuervos.

-Si, estoy de acuerdo con Sumi.

(...)

-¿Qué pasa mamá?

-... Tokito.

-¿Sí?

-¿Alguna ves te has enamorado de alguien a el cual aborrecías con todo tu ser?

Iguro estaba mirando el lago, sin siquiera voltear a mirar al joven a su lado, Muichiro no sabía que responder a aquella pregunta, pues solo siente reputación hacia los demonios, y su primer amor estaba en la Aldea de los herreros.

-No... -Dijo con sinceridad. Iguro solo miro el lago. Parecía que sus ojos brillaban.

-Algunas veces, te enamoras sin darte cuanta... Yo por lo personal, me enamore de un estúpido. -Refunfuña, riendo con gracia en sus palabras-. Espero que ese chico de la Aldea te haga feliz. -Al momento de decir aquello, Muichiro se sonrojo hasta las orejas.

Iguro por fin volteo a verlo.

-¡Mamá! -Exclamó avergonzado-. ¿Co-como sabes eso?

-Deberías de hablar más sueve la próxima vez que estés con Tanjiro... Por casualidad los escuché hablado, antes de que Tomioka se fuera a la misión. -Añadió.

Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora