En toda su vida, Jaemin jamás había regresado a su casa a media tarde, siempre se iba muy temprano y regresaba de madrugada o simplemente no regresaba, en esta ocasión se había escapado de su deber para poder asegurarse de cómo se encontraba Renjun, en un par de horas iría a realizar una investigación y tal vez esa noche no regresaría a dormir, por esa razón por lo menos quería comer con Renjun y asegurarse de cómo se encontraban en ese momento después de lo de anoche.
El solo recuerdo de ese hermoso cuerpo retorciéndose debajo de él, fue suficiente para que su polla mostrara algo de interés. A quien engañaba, se había escapado de su ronda simplemente para tener la oportunidad de tener sus manos sobre el chico otra vez. Jamás pensó que llegara a molestarle las tantas horas de trabajo que realizaba al día. Jaemin sonrió. Claro que antes no tenía a nadie esperándole en casa.
No pudo evitar sonreír cuando abrió la puerta, aspiró con fuerza, sonrió, ya no olía a polvo, ni a encerrado, ahora era diferente, su departamento ahora estaba lleno de luz, además el sonido de la música clásica le daba vida al espacio. Nancy le había enviado un mensaje diciéndole que tenía que ir al hospital, Le agradecía infinitamente haber ido a hacerle compañía a Renjun por la mañana, ella no estuvo muy contenta cuando la despertó a las seis de la mañana. Pero tras toda esa fachada de mujer mala, Nancy tenía un gran corazón y sabia ser una buena amiga.
Encontró a Renjun en el balcón de la habitación principal, se tensó, no le gustaba que Renjun corriera ese riesgo, en su cabeza se formaron miles de escenarios donde Renjun terminaría tropezando y cayendo de cabeza a la calle, sabía que estaba exagerando, pero no podía evitar preocuparse. Y gracias a esa preocupación casi le pasó desapercibido que Renjun estaba cantando, la verdad era que la letra no la conocía, pero la voz de Renjun... lo dejó sin aliento, era preciosa. Jaemin debió de hacer algún ruido porque Renjun giro la cabeza hacia él.
—¿Jaemin? —a Jaemin no le gustó el miedo en sus ojos.
—Hola cariño —Jaemin caminó hacia él y envolvió un brazo por su cintura. Se aproximó a su cabeza, inhalando su dulce olor.
—¿Qué haces aquí tan temprano?
—Te eché de menos hoy —susurró él. Jaemin casi grita de alegría cuando Renjun se volvió y le regaló una amplia sonrisa y luego apoyó su frente contra su pecho.
—Yo también te extrañé, La doctora Nancy es una buena persona y una buena amiga tuya —Jaemin sonrió. además de que se dio cuenta que la ansiedad que había tenido durante todo el día, estaba desapareciendo, había temido que Renjun se arrepintiera de lo que había sucedido entre ellos anoche.
—Ella será tu amiga también —señaló Jaemin—. Sicheng, Jaehyun, Yunjin... todos son buenos amigos, y cuando conozcas a mis padres te van a amar —Sus ojos se ensancharon como si no hubiese considerado que Jaemin tuviera una familia. Había a partes iguales miedo y añoranza en su mirada.
Jaemin atrapó su mirada y no le gustó ver la desolación que sentía. Jaemin se juró que haría lo que estuviera a su alcance para jamás volver a verlo así, le gustara a Renjun o no, ahora ya no estaba solo, Jaemin estaba ahí. Jaemin jamás había sido un hombre tierno con sus amantes, pero Renjun no era como las chicas y los chicos que se había llevado a la cama para poderse rascar la comezón. Renjun lograba sacar en él ese lado tierno que no sabía que tenía, simplemente era algo natural, Jaemin le alisó la mano por su pelo, sus dedos se arrastraron a través de su cabello y luego descansaron en su nuca.
—¿Qué estás pensando? —Renjun se mordió el labio inferior.
—Me imaginaba lo difícil que será volver a mi vida después de... —Renjun no se atrevió a decir nada más. A veces la verdad era más dolorosa al ser dicha.