Renjun se acomodó de nuevo su ropa, la sudadera que Jaemin le había llevado le quedaba un poco grande, pero estaba tan calentita que no le importaba mucho el tamaño, el detective era tan amable con él, se siente culpable porque te disparó, dijo una vocecita en su cerebro, y quien mejor que él para saber lo que era eso, la maldita y desgraciada culpa. Era lógico que el detective se sintiera de esa manera.Jaemin era amable, gentil, paciente, hacía mucho tiempo que una persona había estado interesada en cualquier cosa que Renjun hiciera o necesitara. Estos dos días en el hospital habían sido los mejores. Las enfermeras también eran amables y atentas, la doctora Jewel a pesar de su seriedad y su aura de rudeza, siempre fue cortes y le explicó profesionalmente todo lo referente a su herida y los cuidados que tenía que tener para que no se infectara.
Lo que si llego a notar de la doctora era que mientras con Renjun era todo profesionalidad, con Jaemin era más... ¿Abierta? No, tal vez no, si tuviera que decir la verdad diría que el detective y la doctora se llevaban mal, con todo ese intercambio de sarcasmos y palabras duras, pero en sí, la verdad era que su tono no era de coraje o desagrado por el otro... era tan confuso. No comprendía la actitud de ambos la mayoría de las veces. Si tuviera que afirmar algo, diría que ellos llevaban una extraña amistad, aunque él no era nadie para juzgar ya que no tenía amigos para comparar... bueno, al menos eso era antes. Jaemin afirmó que deseaba ser su amigo, y estos días se lo había demostrado.
Renjun sonrió sin poder evitarlo, la verdad era que convivir con el hombre no era nada difícil, hasta fue capaz de aguantar horas viendo películas viejas, recordaba haber sentido cierta satisfacción cuando le demostró que podría jugar al dominó aunque era ciego, era uno de los pocos juegos de mesa que había dominado ya que con solo tocar los círculos de las fichas y tener una gran concentración para no olvidar las fichas que hayan salido era capaz de dominar el juego. Fue divertido haber dejado a Jaemin impresionado.
Hoy le daban por fin el alta, estaba esperando a la doctora y a Jaemin, aún tenía dudas sobre ir con el detective a su casa o no. El día de ayer la doctora le había dejado claro que le daba el alta solo porque iría con Jaemin, así era seguro que tendría apoyo en caso de necesitarlo, cerró los ojos mortificado, la mujer era tan amable que no mencionó el hecho de que no quería que regresara al callejón donde lo encontraron, donde había humedad, suciedad y frio y eso infectaría sus heridas, echando a perder así todo su trabajo por salvarle la vida.
Había intentado decirle a Jaemin que mientras se recuperara tenía donde pasar unos días, seguro el reverendo James le daría asilo, pero si le mencionaba eso lo único que habría conseguido sin duda seria que el detective fuera a buscar al reverendo James para obtener más información de él. Renjun se había negado en decirle su apellido y detalles personales de su vida y eso no le había gustado a Jaemin, pero era más seguro así.
Renjun también había considerado escapar, pero era una idea ridícula, lo más probable era que en su intento de huida terminaría estrellándose contra algo. En su condición el escape no era algo viable. Tenía un plan, por lo menos esperaría un par de días y después le diría a Jaemin que era momento de partir, Renjun tenía que regresar a su realidad, y ese lugar era la calle. No le asustaba su destino, ya estaba acostumbrado, además era una manera de expiar sus culpas...
—Todo listo —Renjun se sobresaltó ante la voz de Jaemin.
—Bien hecho idiota, lo has asustado —lo reprendió la doctora Nancy. —Tal vez no sea la mejor idea que vaya contigo, no quiero después tener que tratarlo de un ataque al corazón.
—Lo siento pequeño, no fue mi intención —¿Pequeño? Renjun bajó la mirada, él no era un niño, todos se sorprendieron cuando Renjun les confirmó que tenía veintitrés años. Aunque su apariencia no dejaba ver a un joven mayor de dieciocho. Pero no podía culparlos por ello. Después de todo, era de estatura baja, además de que estaba bajo de peso. Y aunque Renjun aclaró lo de su edad, aun así, Jaemin lo llamaba a menudo pequeño, no sabía si era una costumbre o no era consciente de lo que hacía.