Jaemin amaba su profesión, era un ejemplo para la sociedad, ser policía era su carrera y siempre había estado orgulloso de realizar lo que predicaba, pero en esta ocasión, le importaba poco todas las leyes de transito que estaba rompiendo, hizo un tiempo récord de quince minutos en motocicleta desde el buró hasta su apartamento. ¿Qué mierda hacia Mark en casa? Jaemin le había enviado un mensaje días atrás, avisándole que tenia un visitante y que no debía aparecer por sorpresa. A Renjun le había contado sobre Mark, así que no entendía por qué que la emergencia, ¿Por qué Renjun lo necesitaba?, a menos claro que Mark con su encantadora y terrorífica personalidad lo hubiera espantado.¡Mierda!
Sin duda eso había sucedido, no había otra manera de justificar la repentina llamada de Mark ordenándole que regresara a casa porque Renjun tenia una crisis.
Jaemin no esperó el ascensor, subió a toda prisa las escaleras, saltando de dos o tres peldaños a la vez. Irrumpió en su apartamento y lo primero que vio fue a Mark parado junto a las puertas de la terraza, después su vista se dirigió hacia donde Mark estaba mirando, jadeó al ver a Renjun hecho un ovillo en el suelo de la terraza. Ira lo invadió y se lanzó con todo sobre Mark.
—¿Qué le has hecho? —Mark no se protegió cuando Jaemin lanzó el primer golpe.
—Sera mejor que le hagas esa pregunta a él —dijo Mark limpiándose la sangre de la barbilla.
—Te voy a matar —amenazó. Jaemin estaba dispuesto a matarlo, conocía bien a Mark y algo muy malo debió de haberle hecho a Renjun para que estuviera en esa situación. En los últimos años Mark había perdido toda sensibilidad. Cada vez era mas y mas frio como ser humano.
—¿En serio? —Mark rio con amargura. —Sacrificas a tu amigo, por un culo apretado que no vale la pena —Jaemin se lanzó nuevamente contra Mark, golpe tras golpe maldecía al hombre. Mark no se quedó quieto en esta ocasión y correspondió a sus golpes. La sala estaba quedando destrozada. Jaemin lanzó a Mark contra la mesa de centro y esta se hizo añicos. Iba a ir de nuevo por su presa, cuando por el rabillo del ojo vio a Renjun moverse.
—Su... Suficiente —dijo Renjun en voz débil. Renjun se puso de pie, incapaz de alzar la cabeza.
—Renjun, cariño, Habla conmigo —exigió Jaemin mientras se acercaba a él. —¿Qué te ha hecho?
—Nada —se obligó a contestar, no podía permitir que estos amigos discutieran más, Mark no había hecho nada malo en realidad.
—Renjun... habla conmigo —Oh Dios, no necesitaba al Jaemin amable ahora. iba a sentirse enfermo.
—No... —Su cuerpo entero se sacudió ahora, Jaemin lo envolvió con sus brazos, tratando de acercarlo, pero Renjun se zafó, corrió hacia la habitación, fue un milagro que no tropezara con nada, ya que estaba realmente desorientado, con pasos tambaleantes entró en el baño y cerró la puerta. Se dio vuelta a la ducha, sabiendo en su corazón que no importaba, nada podría calmarlo en este momento.
A medida que el agua se vertía sobre él, cayó de rodillas, con lágrimas mezclándose con el calor y el vapor. Inclinó la cabeza, sus hombros temblaban mientras dolor y la culpa hervía en la superficie, explotando hacia el exterior. Era como si estuviera reviviendo todo nuevamente. Huang Renjun. Su solo nombre completo había desencadenado una ola de malos recuerdos y dolor.
—¡Renjun! ¡Renjun! —escuchó el jadeo de Jaemin, pero él solo podía estar sumido en su propio dolor. —Dios mío—. Manos fuertes lo agarraron por los hombros y otra mano la agarró por la muñeca, tirando de él hacia arriba obligándolo a levantarse.
Inmediatamente fue sacado de la ducha y envuelto en una toalla caliente. Pero todo eso fue pasado desapercibido para Renjun, no importaba ahora mismo, estaba a la deriva, su mente estaba rota de dolor y pena por haber estado demasiado tiempo encerrado en un escudo de entumecimiento. El había olvidado ese nombre, jamás debió de haberse vuelto a pronunciar ese nombre, Renjun ya no era esa persona.