El detective Na Jaemin sonrió cuando el juez dictó la sentencia, escuchar el mazo chocar contra la madera al momento de dictar una orden contra un hijo de puta era un sonido muy satisfactorio. Ese pequeño sonido sellaba el destino de otro demente criminal. Una vez más se había hecho justicia. Y como era costumbre después de finalizar cada audiencia la sala estalló en conmoción, algunos de acuerdo, otros no, todo dependía del punto de vista de cada quien.El trabajo de Jaemin era atraparlos y el trabajo de Jeong Jaehyun era refundirlos en la cárcel y viendo el semblante de su viejo amigo, estaba seguro de que había sido un buen caso, aunque era difícil estar seguro, el Fiscal Jeong tenía una cara de piedra, no era un hombre que dejaba al descubierto sus emociones tan fácilmente. Jaemin sonrió. No era del todo cierto, no parecía del todo el hombre de hielo ahora que Sicheng estaba en su vida, ahí sí que el control facial del Fiscal lo delataba, no lo podía evitar, era imposible ocultar el amor que sentía por su pareja. Daba fe pública de que desde que llegó Sicheng a la vida de Jaehyun el frío hombre había cambiado. Jaehyun jamás lo admitiría, pero cuando eres un espectador te das cuenta de los pequeños detalles que marcan la diferencia.
—Buen juicio Jaehyun, felicidades —felicitó a su amigo cuando salió por la puerta, Jaehyun gruñó cuando le palmeó la espalda.
—Era un caso fácil, no me alabes tanto, tu cooperaste con tu parte —aseguró sin dejar de caminar, Jaemin lo siguió.
—¡Un cumplido de tu parte! —dijo dramáticamente agarrándose el pecho. —No lo puedo creer, que alguien me pellizque —Jaehyun ni siquiera hizo una mueca. Lo miró fríamente.
—¿No tienes algo mejor que hacer Na?
—Tengo turno de noche, ¿Quieres comer algo? —Jaehyun entró en su despacho, y lanzo su maletín al sofá, cansadamente se desató el nudo de la corbata.
—¿Cuándo vas a entender que no somos amigos? —Jaemin se dejó caer en el sofá y estiro las piernas como si estuviera en la sala de su casa.
—Yo también te quiero —dijo con una gran sonrisa, provocar al fiscal era su pasatiempo favorito.
—Yo si tengo trabajo, así que haz el favor de marcharte —así era Jeong Jaehyun, pero aun así Jaemin lo consideraba como un amigo y estaba seguro de que el Fiscal también, a su dura y ruda manera lo apreciaba, aunque él dijera lo contrario. Jaehyun no era de los hombres que mostraran sus sentimientos a cualquiera.
—Está bien, me marcho —dijo poniéndose de pie. —Todavía sigue en pie lo del sábado ¿Cierto? —a Jaehyun le tembló el parpado.
—Si —gruño de mala gana, Jaemin rió, Sicheng estaba empeñado en que Jaehyun tenía que ser más sociable, así que había organizado una parrillada este fin de semana para celebrar el cumpleaños del Fiscal.
—Excelente, dile a Sicheng que yo llevare cerveza —despidiéndose del hombre, Jaemin decidió ir a casa, tendría turno de noche, no estaba acostumbrado a tener un día libre, pero debía admitir que tenía que aprovechar el tiempo para poner a su departamento en un estado medio decente. No era que le importara mucho si todo estaba cubierto de polvo, era solo un lugar para dormir, no se pasaba muy seguido por ahí, cuando no estaba trabajando, estaba de caza para sexo ocasional y por lo general iba al lugar de sus amantes, jamás llevaba a sus ligues de una noche a su casa, era mucho compromiso, así que yendo a la casa de ellos era más práctico, ya que follaba y se largaba nada más acabar.
Además, no es como si pudiera llevar a cualquiera a su apartamento, después de todo no solo era su casa, también Mark contaba, aunque últimamente Mark no se aparecía por el apartamento, no podían arriesgarse a que alguien lo viera por accidente, eso comprometería su trabajo de agente encubierto. Acordarse de Mark lo hizo darse cuenta de que había pasado algún tiempo desde que se habían visto por última vez. Aunque no estaba preocupado, su misión era complicada, pero Mark era astuto y sabía muy bien lo que hacía, llevaba años trabajando de agente en cubierto, era un duro hueso de roer. Aun así, era raro que no hubiera aparecido por el apartamento en esa larga temporada o al menos no le hubiera mandado una nota. Tendría que buscar la manera de averiguar donde andaba metido esta vez. Maldita la hora en que decidió dedicarse a misiones encubierto. Por más que lo intentó, Jaemin no logró persuadirlo de lo contrario.