Aria
Los rayos de luz se cuelan por la ventana de la habitación. Me levanto para bajar las persianas y que Nora no se despierte, hace un calor descomunal. Desbloqueo mi teléfono y veo que son las cuatro de la tarde, así que me apresuro a ducharme y bajar a la planta de abajo.
—Menudas horas para levantarse —me espeta mi madre.
Está cocinando y sale humo de la cazuela.
—Mamá, ¿por qué haces cosas calientes para comer?
—El calor se elimina con calor, hija.
—Nos vas a matar a todos.
—No exageres —ríe, aunque no tarda en ponerse seria—. Llevas días sin probar bocado, Aria.
—Mentira, ayer cené un sándwich —entrelazo los dedos, nerviosa—, y... a la mañana comí un trozo de pan.
—¿Eso te parece alimentarte? —pone los brazos en jarra—. Sé que te prometí no hablar del tema, pero no estás cumpliendo tu parte.
Me quedo en silencio. Es verdad que esta semana a penas he comido.
—Aria —mi madre se acerca para sentarse a mi lado—. Estos días que sales con tus amigos bebéis alcohol y no pasa nada, es normal, pero beber con el estómago vacío es peligroso. Necesito que tomes consciencia de tu situación, porque en Vitoria a penas sales.
—Mamá, en Vitoria directamente no salgo.
—Bueno, vale —noto en su voz que intenta escoger las palabras correctas en todo momento—. Pero aquí es diferente, me alegro muchísimo de que hayas hecho amigos y de que pases tiempo fuera de casa, de veras. Pero tienes que tener energías para pasar el día y, para eso, hay que comer.
—Vale mamá, lo voy a intentar.
—Buenos días —Nora entra en la cocina, bostezando.
—Buenos días, ratón. ¿A qué hora llegaste a noche?
—No me acuerdo pero, ¿sabes de qué sí me acuerdo?
—¿De qué? —pregunta mi madre, confusa.
—De que desapareciste —me lanza una mirada asesina—. Espero que fuese para irte con Luca y no para venirte a casa.
—Pues...
—No me lo digas —me interrumpe, fingiendo indignación—. ¿Te pasó algo?
—Bueno, chicas, os dejo solas —mi madre sale de la cocina.
—Me llamó Adri.
—Menudo cortarrollos —pone los ojos en blanco—. Tenías a Luca comiéndote con la mirada desde la barra y, ¿decidiste irte a casa por ese imbécil?
—También estuve con Luca —me sonrojo.
—¡Ah! —exclama—. Cuéntame eso.
—Me vio llorando después de hablar con Adrián y me acompañó a casa.
—Ese tío es demasiado mono. Debería ser ilegal ser tan mono. ¿Y qué pasó?
—Nada, solo me acompañó a casa.
—¿Solo te acompañó a casa?
—Si... ¿Qué más quieres que pase?
—Aria, se nota la tensión que hay entre vosotros a kilómetros. ¡Venga ya! Si hasta te pones roja cuando hablas de él.
—¿No crees que sería muy egoísta por mi parte tener algo con Lucas dos semanas después de haberlo dejado con Adrián?
—No.
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Aquel conjunto de estrellas
Fiksi RemajaAria está hundida en una relación tóxica. Luca acaba de huir de una. La mente de ella es la peor arma contra sí misma, mientras que él escapa de todo lo que le hace sentir. Si en una explosión hay falta de oxígeno, el fuego se apaga.