𝟎𝟎𝟏

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— A ver, Auron

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— A ver, Auron. Dime tu nombre de nuevo. — Pidió el doctor, sentándose sobre su escritorio para ver al chico sentado en la camilla.

Gaúl Ávagez.

El hombre sonrió con ternura.

Tanto su madre como su novio también sonrieron un poco, aunque ya estaban bastante acostumbrados al adorable acento del chico.

— Has mejorado bastante, Auron. Ahora pronuncias la "G" y no confundes la "V" con la "U". — Lo felicitó. — Sigue así.

El doctor comenzó a abrir cajones en busca de algún dulce para el chico, mientras, le hablaba a la señora Álvarez.

— Aprecio que quiera enseñarle a su hijo, pero recomiendo llevarlo con un profesional. — Dijo, encontrando una pequeña paleta y se la entregó al menor con una sonrisa. — ¿Sigue teniendo el contacto que le pasé de la fonoaudióloga?.

— Sí, sí. Lo tengo... — Dijo la mujer.

Continuó hablando con el hombre un rato, pero el chico ya no los escuchó, mirando a Reborn, quien se acercó a él con una sonrisa.

Terminó de quitarle la envoltura a la paleta para llevársela a su boca.

Pensando en qué podría ser una fonoaudióloga, Auron frunció un poco el ceño.

A su lado, Reborn no tardó en darse cuenta.

— ¿Pasa algo, lindo?. — Preguntó.

Auron sostuvo la paleta en su mano para hablar.

Fonoa-... Fonodea-... Fo-de-. — Auron se palmeó el rostro con vergüenza y frustración, haciendo que una pequeña carcajada surgiera de los labios de Reborn, quien retiró la mano del chico de su rostro para entrelazar sus dedos, viendo a su novio con las mejillas enrojecidas y un puchero en los labios.

— Fo-no-au-dió-lo-ga. — Dijo y Auron solo resopló, sabiendo que no podría decir esa palabra correctamente. — Es alguien que te ayudará a hablar claramente. — Explicó. — Y así poder decir esa palabra.

Auron se veía cansado.

Había pasado semanas con su madre repitiendo palabras y aprendiendo sonidos nuevos, pero parecía que nunca aprendía a hablar.

Parecía mucho más fácil seguir siendo mudo.

Reborn apretó ligeramente su mejilla, haciendo que lo mirara con pocas ganas.

— No te preocupes, Auron. Aprender a hablar es difícil, pero lo estás haciendo excelente. — Dijo el castaño, sonriéndole con cariño y haciendo que el rostro serio de Auron desapareciera, formando una pequena sonrisa.

— Hijos míos. — La señora Álvarez hizo a ambos voltearse para mirarla. — Continúen sus mimos en casa, vamos.

Los jóvenes se despidieron del doctor y siguieron a la mujer camino hacia el auto.

Para que les fuera más cómodo, el doctor de Auron de Cataluña los había mandado con un colega de él en Andorra, y al menos una vez al mes debían ir para que revisaran las cuerdas vocales de Auron y su evolución en el habla.

Por el poco uso que habían tenido, sus cuerdas vocales eran muy sensibles, y podían lesionarse si hablaba muy alto o gritaba.

Además, luego de hablar por largos ratos, comenzaban a dolerle, haciendo que volviera a escribir si tenía que decir algo, aunque muchas veces Auron prefería guardarse las palabras.

Con las semanas, se le habían ido acostumbrado cada vez más, y podía hablar más alto que cuando había empezado con sus primeras palabras.

Intentaba no hacer señas mientras hablaba, aunque terminaba gesticulando mucho.

Podía guardar sus manos y ya no tartamudeaba tanto al hablar.

Aunque seguía teniendo ese lindo y adorable acento infantil que hacía que todos tuvieran ganas de apretar sus mejillas o a veces no escuchaban realmente lo que decía y se quedaban sonriéndole como si fuera un bebé.

Eso lo fastidiaba mucho, pero Auron no tenía la culpa de ser tan adorable.

Eso lo fastidiaba mucho, pero Auron no tenía la culpa de ser tan adorable

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𝐋𝐎𝐔𝐃  ⭑  𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘  ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora