𝟎𝟐𝟓

152 23 0
                                    

Sus muñecas picaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Sus muñecas picaban. En sus ojos ardían lágrimas y sentia su corazón estrujándose cada vez más en su pecho.

Había salido de esa máquina que le aterraba y solo quería volver a esconderse en los brazos de su novio, pero este no estaba, ni su madre tampoco.

La absurda idea de que lo habían dejado lo atormentaba.

Estaba solo, sentado en mitad del pasillo del hospital.

Un montón de gente que desconocía estaba a su alrededor, quienes retenían sus manos para que dejara de lastimar sus muñecas, y hacían demasiadas preguntas.

Él apenas podía murmurar torpemente el nombre de su novio, ya que parecía que ninguna otra palabra quería salir.

Apenas vio cómo todos esos desconocidos se apartaban, antes de sentir los cálidos brazos de Reborn, abrazándolo.

El castaño se sintió culpable por haberlo dejado esperando.

Auron era sensible a un punto que él no tenía idea.

— Bebé, soy yo. Ya estoy aquí... Soy yo. — Dijo apresuradamente, al sentir a Auron queriendo escapar de sus brazos con miedo. — Auron, para. Soy Reborn, todo está bien. — Su voz se rompió un poco, y el menor dejó de pelear cuando escuchó su nombre.

Rápidamente escondió el rostro en su pecho, escuchando sus disculpas, sus palabras bonitas y todos sus lindos apodos, aunque solo se mantuvo pegado a él, tranquilizandose con su cómodo aroma hasta que palmeó el pecho de Reborn para que se apartara.

Reborn limpió unas lágrimas que habían escapado de sus ojos.

— ¿Estás mejor, bebé?. — Preguntó con suavidad.

Auron asintió, sintiendo sus muñecas doler por haberlas rascado y alzó un poco sus antebrazos, viendo los rojizos trazos sobre su piel.

Odiaba hacerse eso, pero no podía evitarlo.

No podía controlarlo. No se daba cuenta cuando empezaba, o cuando terminaba.

Sintió a Reborn acariciar sus cabellos, viéndolo tomar con delicadeza su muñeca por la parte externa, para levantar sus brazos y besar suavemente los rasguños.

— No pasa nada. — Dijo el castaño, sonriendo un poco, a pesar que notó sus manos temblar. — ¿Quieres ir al baño?.

Auron asintió, y con Reborn abrazándolo como si fuera a caerse si lo soltaba, fueron hacia el primer baño que pudieron encontrar entre los pasillos del hospital.

Apartada, la señora Álvarez no pudo evitar sonreír, pensando con algo de gracia que los niños crecían muy rápido.

Apartada, la señora Álvarez no pudo evitar sonreír, pensando con algo de gracia que los niños crecían muy rápido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐋𝐎𝐔𝐃  ⭑  𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘  ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora