𝐋𝐎𝐔𝐃 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘 ²

𝟎𝟐𝟐

Con la llegada del postre, un simple pero agradable helado en copa, se dispersaron un poco de la mesa, yendo algunos hacia la sala o a la cocina, quedando en la mesa unos pocos.

Los más ancianos que no querían moverse demasiado, y un temeroso Auron que revolvía el helado con la cuchara sin comer un bocado, escuchando a sus familiares hablar, aunque sin verlos, tenía la visita clavada en el postre.

Reborn lo había dejado, ya que estaba ayudando a la tía Cristina con los platos, cubiertos y demás hacia la cocina.

Jaume se había ido por lo mismo, aunque a él lo tenían fregando.

Así que estaba refugiado detrás de su madre, sin decir nada.

— Hacía años que no lo veía, desde que se mudaron, está más delgado.

— Auron creció mucho. — Dijo su madre, con una sonrisa orgullosa.

Los tres ancianos asintieron, y Auron sintió las miradas sobre él, sintiéndose incómodo y algo acalorado.

— ¿Y cómo está con el tema de su tumor?. — Auron reconoció la voz de su tía abuela. La misma que había dicho ese doloroso "Al menos habla".

Auron frunció los labios. No le gustaba hablar del tema, y a su madre tampoco.

— Bien. — Dijo la mujer. — Está controlado. No es maligno, así que no es tan grave como suena.

Auron admiraba a su madre muchísimo. Hablaba con tanta facilidad de un tema que los tocaba a ambos demasiado.

— Y con este chico... — La vieja dejó la oración en el aire, esperando que la señora Álvarez la entendiera.

El chico se sintió enojado, ya estaban hablando de su novio y no quería que se metieran con él.

Esas personas no conocían lo maravilloso que era su chico, y solo dirían cualquier cosa. Los conocía.

— ¿Reborn?. — Preguntó su madre, quien era muy amable y se le notaba demasiado en el tono de voz, al punto en que su hijo no supo si estaba fingiendo ser algo tonta por no ver a qué llevaría la conversación. — Es uno de los mejores chicos que conocí en toda mi vida. Es como el hijo que nunca tuve, hasta vive conmigo. Lo adoramos.

— Oh ¿Lo adoptaste?. — Preguntó un hombre mayor, del cual Auron no recordaba qué tipo de relación sanguínea tenía.

— Algo así. — Contestó su madre, con una sonrisa. — Tuvo un problemita... Y vino con nosotros. Me ayuda con las cosas de la casa, comparte cuarto con Auron, y lo cuida y quiere muchísimo. Es muy buen chico.

— ¿Comparten habitación?. — Dijo su tía abuela, abriendo los ojos ampliamente.

Auron rodó un poco los ojos. De todo lo que había dicho su madre, ella se había quedado solo con eso.

— ¿No te asusta lo que puedan hacer? Ya sabes, son dos adolescentes solos y... — La mujer agitó sus manos, como si todo explotara en caos.

— ¿Qué podrían hacer? ¿Hablas del tema de las relaciones sexuales?. — Dijo su madre y la mujer asintió, como si fuera algo obvio. — Disculpe, pero lo dice como si fuera algo terrible, sabiendo que usted también tuvo relaciones sexuales. — La señora Álvarez se encogió de hombros. — Si Auron quiere tener relaciones sexuales con su novio, está en todo su derecho en hacerlo... No me preocupo por eso. Además de que conozco a Reborn. Es un buen chico y sé que no lastimará a Auron.

»» No hay nada terrible que puedan hacer dos chicos y novios en una habitación. No planean asesinatos, bombas o apocalipsis. Hacen exactamente lo mismo que hizo en su momento usted con su marido, y no es nada raro, ni para preocuparse.

La mujer negó.

— Esas cosas antinaturales, son muy diferentes a lo que yo podría haber hecho. — Dijo la señora. — Además todas las enfermedades que corren por ahí, que se contagian por esas cosas homosexuales, que mueren. El tema del SIDA y eso... — La mujer volvió a negar. — Son señales de Dios para que se extingan.

Tanto la señora Álvarez como Auron la miraron con el ceño fruncido.

Una sonrisa forzada y falsa aún permanecía en el rostro de su madre. Auron no sonreía ni un poco.

— Ton-ta. — Murmuró Auron, levantándose y dejando la copa de helado sobre la mesa con un poco más de fuerza de la necesaria, ya que el golpe hizo a varios voltear.

Con vergüenza, Auron fue hacia la cocina, donde Reborn secaba un plato para colocarlo en una pila de otro montón de platos idénticos, mientras hablaba amenamente con Jaume, quien tallaba círculos con la esponja sobre la porcelana.

— Re-born. — Habló Auron con inseguridad, llamando la atención del castaño, quien dejó lo que tenía en las manos para ir hacia él.

— ¿Pasa algo, bebé?. — Murmuró, mirando los ojos algo brillantes en lágrimas de su novio.

— ¿P-Podemos s-salir?. — Pidió, con voz temblorosa.

— Claro que sí, amor. — Reborn dejó un pequeño beso sobre su frente. — Quédate aquí con Jaume un momento. Iré a buscar nuestros abrigos, hace algo de frío afuera. — Murmuró, antes de salir de la cocina.