𝐋𝐎𝐔𝐃 ⭑ 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍𝐏𝐋𝐀𝐘 ²

𝟎𝟐𝟖

Pasaron la mañana acomodando el poco equipaje que tenían, aunque solo había que hacer lugar para los pocos regalos que había recibido Auron por parte de su familia, ya que la mayoría le había dado dinero.

Para el mediodía ya tenían todo listo, y Auron tenía más ganas de volver a Andorra que en todo el viaje.

Luego de su último almuerzo, el señor Álvarez salió a comprar helado, para celebrar su última cena en Cataluña.

Para cuando regresó, ya habían quitado toda la mesa, y lo esperaban con cucharas y copas de helado.

— Auron, adivina a quién me encontré. — Fue lo primero que dijo el señor Álvarez al entrar, sonriendo ampliamente.

Detrás de él apareció un chico tan sonriente como él, y Auron lo miró sin reconocerlo.

El chico castaño sonrió con vergüenza, acomodando su pelo castaño oscuro hacia atrás. Reborn lo miró casi con desconfianza, era más bajo que él y bastante delgado.

Aquel desconocido rió con nervios, mirando al señor Álvarez, esperando que dijera algo.

Auron vio al chico encoger su hombro por un segundo, en un tic.

Sintió que lo conocía, aunque no caía aún.

— ¿Ya olvidaste a Borja Luzuriaga?.

Auron abrió los ojos ampliamente al escuchar ese nombre, levantándose enseguida de la mesa para abrazarlo.

Reborn los vio sonreír con tanta felicidad y abrazarse con tanto cariño que sintió cómo una parte en su interior se estrujaba de celos.

— ¿Cómo has estado, Auron?. — Preguntó Luzu, separándose del abrazo, pero Auron mantuvo sus manos en los hombros del chico y el otro aún tenía sus manos en la cintura del menor.

Reborn solo los miraba con el ceño fruncido, mientras empujaba su lengua contra su mejilla.

— Me dijo tu padre que puedes hablar.

— Sip. — Dijo el chico, sonriendo hermosamente, aunque había sonado como un "chip" que había llenado de ternura a Luzu.

Reborn notó de nuevo ese tic de su hombro al reír, el cual pareció aumentar un poco su fuerza.

El chico saludó a la señora Álvarez, también con un cálido abrazo. Luego fue hacia la tía Cristina hasta terminar con Reborn, quien tenía el ceño fruncido al ser abrazado.

Auron volvió a sentarse a su lado, y el castaño tomó su mano, entrelazando sus dedos. En un acto más posesivo que tierno.

Luzu pareció no verlo, y se sentó al otro lado de Auron.

— Ha pasado tiempo, Luzu. — Dijo la señora Álvarez, y el muchacho asintió. — Auron y Luzu eran compañeros de escuela. — Dijo la mujer, mirando a Reborn. — Y veo que tú tourette ha disminuido.