15.

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Jihyo se llevó una mano temblorosa a la cavidad donde antes se encontraba su ojo izquierdo, sintiendo el vacío y la humedad de la sangre que aún fluía. Una mezcla de horror y sorpresa invadió su rostro mientras sus amigas quedaban atónitas al presenciar la terrible herida.

El silencio se apoderó de la sala de operaciones mientras Jihyo luchaba por procesar lo que acababa de suceder. Era una herida devastadora, una pérdida irreparable. El sacrificio que había hecho para proteger a su equipo y obtener el kit quirúrgico ahora tenía un precio mucho más alto de lo que había imaginado.

Fueron segundos en los que ni siquiera hubo sonidos de zombie acercándose, solo de Jihyo entrando en razón sobre lo que le había pasado, pudo acercarse a el espejo de un estante, pero no quería ver lo que su mano ocultaba en su rostro.

Jihyo sabía que algo grave le había ocurrido, pero ni siquiera pasando su mano por la cuenca quiso asimilar lo obvio. Sana quería actuar, al igual que el resto del grupo, sin embargo, se encontraban igual de conmocionadas.

Solo hubo una reacción, la de el grito desgarrador y agudo que soltó Jihyo cuando su cuerpo reaccionó a la herida, consiguiente a eso, provocando el dolor, el dolor que significaba que te sacaran un ojo con un cuchillo muy afilado.

(...)

Los árboles que rodeaban la comunidad se vieron inundados de aves que salían precipitadamente de sus nidos cada vez que Jihyo se retorcía de dolor. Su sufrimiento era tan intenso que ni siquiera podía caminar, pero gracias a la ayuda de Jeongyeon y Nayeon, lograron acercarse al refugio.

—¡Maldición, nos están persiguiendo! —gritó Sana al ver la enorme horda de zombies que se acercaba arrastrándose, atraídos por los gritos de la líder. Sana agarró la radio y se comunicó—¡Salgan rápidamente, nos han encontrado, Jihyo está herida!

—Por favor, cadete, identifíquese antes de hablar.

—¡A la porra con eso, Jisoo! ¡Abre el maldito portón! —Mina le arrebató la radio a Sana y dijo lo que tenía que decir.

El portón del refugio comenzó a moverse mientras un grupo de militares apuntaba con sus fusiles hacia la horda. Reconocieron a las chicas uniformadas y esperaron a que entraran antes de cerrarlo, abriendo fuego contra cada infectado que se acercaba.

El sargento Lee vio a Jihyo, quien había gritado tanto que ahora parecía desmayada, aunque su herida continuaba sangrando a pesar de los desesperados intentos por detener la hemorragia. La escena era impactante, pero lo que más sorprendía era que Jihyo luchaba por mantenerse consciente.

—Llévenla rápidamente al ala médica —ordenó el sargento a los camilleros, quienes tomaron el cuerpo de Jihyo y lo trasladaron corriendo—. Señoritas, si ya terminaron de preocuparse, les sugiero que se unan a la defensa.

—Alto, dejen de disparar. ¡No! —Sana contradecía al sargento—. ¡Hacer tanto ruido solo atraerá a más!

Nadie hizo caso a Sana, el sargento ignoró su petición y observó cómo varios zombies eran eliminados gracias a las trampas ocultas y a la defensa armada. Pensó que eso sería suficiente para detener a la horda, pero Sana sabía que no, y sus compañeras la apoyaban.

—¡El ruido solo hará que nos rodeen tarde o temprano! —advirtió Nayeon, y el sargento la miró desaprobadoramente.

—Si van a quedarse allí sin hacer nada, entonces comiencen a pensar en la penitencia que pagarán después de esto —respondió con desdén el sargento.

Sana no sabía qué hacer. Aunque no era algo formal, ahora que Jihyo no podía liderar, ella estaba a cargo. Vio a las chicas que se quedaron en el refugio corriendo para unirse a ellas. Dahyun y Tzuyu llevaban sus arcos, ¿acaso creían que valía la pena gastar flechas de esa manera? Momo era la única que traía consigo una escopeta antidisturbios. Antes de que llegaran al alcance visual del sargento Lee, Sana hizo una señal, provocando que todas se detuvieran al mismo tiempo que miraban hacia atrás.

Zombiefication (Sahyo AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora