Capítulo 9

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Capítulo 9

Mientras más nos acercábamos al lugar donde era la fiesta, más fuerte se hacía el sonido de la música; "Good F**King Music, de Solence, estaba sonando. Mike tuvo que estacionar su coche unas casas más atrás; por la cantidad de autos que invadía la calle.

Empezaba a divisar a varias personas en el patio frontal de la casa; una chica besándose con un chico debajo de un árbol, dos personas sacando a rastras de la casa al parecer a su amigo. Las latas de cerveza se notaban por doquier, algo de locos.

Antes de cruzar la puerta principal, Mike se dio media vuelta: —intenta divertirte —dijo con una sonrisa irresistible.

— Lo intentaré.

Al adentrarnos en la casa una luz tenue de color azul-celeste nos recibió. Había personas charlando, bailando, tomando, discutiendo y besándose hasta más no poder.

Todas las chicas llevaban ropa muy linda, vestidos cortos de diferentes estilos, tops y shorts de todos los colores, ropa para la ocasión, ropa en la que, estoy segura, ellas se sentían como diosas. Luego estaba yo, cubierta de pies a cabeza, sin un milímetro de piel expuesto; a excepción de mi cara y manos, deseando usar algo así de bonito, como lo que ellas estaban usando en ese momento.

—Ven, quiero presentarte a alguien —escuché decir al beisbolista. Me volteé hacia él, dejando mis pensamientos por un momento.

—Él es Tony, —posó su brazo encima de los hombros del chico —mi colega, mi mano derecha, mi mejor amigo —dijo haciéndole una ovación al pelirrojo de ojos oscuros.

—¡Hace tiempo que no me decías cosas tan lindas, cariño, me haces llorar! —dijo Tony en tono burlón intentando darle un beso en la mejilla a su mejor amigo. Yo me reí al verlos.

—Nos amamos mucho, solo que él es muy penoso para demostrármelo en público, ¿verdad, cariño? —continuó diciendo Tony.

Mike revoloteó sus ojos y agregó: —tú y tus cursilerías de siempre. Mira, quiero presentarte a Margarita. Ella es... es...

«Una loca, gorda que conocí en una heladería y, la cual, no me quitó los ojos de encima en cuanto me vio por primera vez», pensó mi estúpido subconsciente, el cual, maldecí internamente.

—Una amiga —dije al ver que él no encontraba otra palabra con la cuál presentarme.

—Veo, veo. Y, también, por lo que veo este tonto no te ha ofrecido nada de beber. Dime, Margarita, ¿qué tomas?

No es que nunca haya tomado alcohol en mi vida, sí lo he hecho a escondidas de mis padres claro, asumo que haber tomado una botella entera de rompope con mi mejor amiga cuenta, ¿qué no? Igual no creo que un vaso de lo que sea este mal, tampoco es que me vaya a emborrachar o algo así, además he tenido bastante pesado el día, como para negarme a estar inconsciente por unas horas. Creo que lo merezco, aunque no sé que pedir.

—Vino, puede ser —es lo que mis padres tienen en casa, asumo que es bueno.

—¿Vino?, ¿en una fiesta de adolescentes?, es algo muy de abuelos, ¿no te parece? —alzó una ceja.

—No lo sé, un poco... tal vez —dije, algo nerviosa.

—Sabes que, no te preocupes, déjamelo a mí. Te traeré algo que seguro te gustará. Y tú mi vida, ¿qué vas a tomar? —preguntó el pelirrojo mirando al beisbolista.

—Ya sabes lo de siempre —respondió Mike con una mueca coqueta.

—De acuerdo, ahora regreso. No me extrañen.

Tú y yo probablemente nunca... ¿O tal vez sí? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora