Capítulo 6

69 4 0
                                    

Mi cabello castaño y largo se mueve hacia todos lados por el fuerte viento.

¿Este se cree Dominic Toretto o qué?

Mis manos se aferran al asiento, aunque lleve puesto el cinturón de seguridad, para no salir disparada por los aires.

Mike apaga la música, acelera aún más y da la vuelta en dirección a un callejón que descnozco completamente. El auto policial, simplemente, desaparece como por arte de magia; era como si la persona que lo manejaba se hubiera dado por vencida a seguir persiguiéndonos. 

El auto convertible continúa la ruta a través del callejón que está un poco oscuro. Al salir del mismo, Mike, decide estacionarse, unos metros más adelante, bajo un enorme árbol. Lo que salió de su boca después de estacionarse fue algo inesperado. 

—¿Excitante no crees? —preguntó Mike apagando el motor del vehículo.

—¡¿Qué!? —contesté con otra pregunta en tono exaltada.

—La adrenalina.

—¡¿De qué estupidez estás hablando?! ¡¿Acaso no te das cuenta de que eso pudo haber terminado muy mal; en un choque o un arresto?! —exclamé furiosa. 

—Pero no pasó nada. Ya. Relájate —contestó campantemente. 

—¡¿Qué demonios pasa contigo?! —dije enojada por su despreocupación. 

Desabroché el cinturón de seguridad para salir del auto.

—¿Qué haces? —preguntó Mike.

Yo lo miré, su ceño estaba fruncido en desconcierto, y contesté: —¡Me largo!, ¡eso estoy haciendo! —abrí la puerta del auto y salí. 

Empecé a caminar hacia el otro lado, porque ni loca regresaría por ese callejón del que acabamos de salir. Estaba elejándome de él.

—Está muy oscuro, puede pasarte algo —comentó, Mike, alzando un poco más su voz para que yo lo escuchará. Yo seguía caminando. 

Como si le immportará lo que me pasará. Claramente le da igual, porque somos desconocidos.

Ahora que lo pienso bien, ¿quién se sube en el auto de un extraño?

—¡Oye! —gritó él.

Me asusté; su grito hizo que mis pasos se detuvieran, luego volteé a verlo y él aún seguía dentro del convertible.

—Ya me aclaraste que soy un simple extraño, pero súbete al auto. No voy a dejar que camines sola por aquí es muy pelligroso y más a esta hora —continuó él con su tono de voz aún elevado para que lo escuchara.

—No  gracias —respondí y seguí caminando. 

Tengo que admitir que a veces puedo llegar a ser testaruda.

En un abrir y cerrar de ojos mi sombra estaba en compañía.

Mike tomó mi brazo y dijo: —prometo no hablar en todo el camino hasta que tú quieras.

—¿Por qué habría de subir?, —pregunté dándome la vuelta para verlo —cuando bien podría irme caminando. 

Él soltó mi brazo.

No miento cuando digo que "no conozco esta zona", pero es muy fácil para mí buscar una ruta en mi celular que me lleve directo a casa.

—Porque no podría cargar con un peso de consciencia tan grande si te llegara a pasar algo —contestó.

¿Era compromiso lo que notaba en su respuesta? Por supuesto que lo era,  ¿qué más iba a ser?

—Lo haría por cualquiera si eso te hace sentir más segura —continuó diciendo Mike.

Tú y yo probablemente nunca... ¿O tal vez sí? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora