—Entra —dijo Mike abriendo la puerta.
—Como sé que puedo entrar ahí sin que me pase algo vergonzoso, otra vez —mis ojos se posaron, con desconfianza, en los suyos.
—Solo entra, por favor —suspiró.
Asentí con la cabeza, dejándome llevar por la amabilidad y tranquilidad en sus palabras, y entré.
Es una casa muy bonita con muchos adornos florales, desde las cortinas hasta el sofá, a excepción de las paredes que son de color blanco. Muy vintage.
—¿Tú vives aquí?
—No. Me robé las llaves de una anciana. ¡Por supuesto que vivo aquí! —contestó irónico.
Revoloteé los ojos. —En este mundo uno tiene que esperar lo peor de una persona —agregué sin quedarme callada.
—Estás muy contestona últimamente.
—¿En serio? ¿Y qué harás al respecto? ¿Ponerme una cinta para que no hable? —reí.
—Realmente estás muy contestona. Déjame ver cómo estás —tomó mi cara en sus manos y la observo muy de cerca.
«¿Por qué tiene las manos tan suaves y cálidas? ¡¿Por qué?!» pensé.
—¡Carajo! ¿Cuántas margaritas te tomaste?
—Creo... que...—hice un sonido con mi garganta en ganas de vomitar —solo una.
—¿Qué? ¿Solo una? Acaso es la primera vez que tomas.
No contesté, solo para no delatarme y quedar en ridículo frente a él.
Me mareé un poco casi cayéndome.
—Mierda... Ven siéntate aquí, no te muevas y no hagas ningún ruido. Ni se te ocurra vomitar hasta que regrese.
Una pesadez me invadió el sistema, mi cuerpo hundiéndose cada vez más en el sofá; cómo si necesitara dormir, pero a la vez siendo algo imposible por los mareos que sentía.
—¿Qué mierda es esto? —pronuncié apenas formando la oración.
—¡Hola!, ¿estás bien? —escuché decir de una voz muy dulce y pequeña.
Me incorporé y abrí los ojos para ver a una niña de cabello largo y negro, además, de ojos azules, quien sostenía un conejo de peluche contra su pijama de color lavanda.
Es muy hermosa, sus facciones son muy parecidas a las de Mike. Espera. Espera. Espera. No es lo que estoy pensando o ¿sí?, acaso... ¿Mike tiene una hija?
—¿Por qué tienes los ojos rojos? —preguntó la niña señalándome.
—¿Ah? —pregunté.
—¿Estabas llorando?, porque papá Miky dice que no debemos llorar por nada.
Definitivamente es su hija. ¿Cómo no lo vi venir? Es un don juan «¿Cómo pude ser tan tonta?» pensé.
—Pues... verás pequeña, a veces los adolescentes salimos a fiestas y resulta que me tom...
—¡Lily! ¿Qué haces aquí abajo cariño? Deberías estar durmiendo —entró Mike cortando mis palabras.
—No podía dormir —se restregó los ojos con sus pequeñas manos.
—Ven, te llevaré a tu habitación —Dijo levantándola y dándole un beso en la cabeza.
—Toma —Agregó Mike dándome un basurero, yo lo tomé.
Mi estómago expulsó el trago que había tomado en cuanto Mike y la niña salieron de la sala. Sentí la boca tan agria y seca que volví a vomitar.
«Que maldito asco doy, ni siquiera puedo soportar un solo trago. ¡Que desastre!» pensé.
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Tú y yo probablemente nunca... ¿O tal vez sí? [EDITANDO]
RomanceAmada por su familia, incluyendo al histérico de su hermano. Amada inesperadamente por dos chicos totalmente distintos. El problema; ella no se ama así misma y ni siquiera de la manera en que ellos lo hacen. ¿Quieren saber porqué? Pues...