No sabía que decir, que hacer, y mis padres miraban de reojo a Enzo, serios, y algo sorprendidos con su presencia.
Luego la mirada de mi padre se clavaba en mi mientras dejaba salir suspiros cansados, quizás un poco compadecido por lo que nos diría mi madre. Nos encontrábamos reunidos en la pequeña sala de mi casa; mis hermanos estaban en su habitación ya que sabía que esto no terminaría bien, y Enzo solo se dedicaba a mirar cada rincón de la casa. Mi madre se la paso exhalando amargas quejas en voz baja, y mirándome firme, claramente yo solo evitaba mirarla y pretendía ver cualquier cosa a mi alrededor.
-¿Desde cuándo están saliendo? - habló por fin mi madre mirando directamente a Enzo.
-Desde hace un año - asentí sin saber que más hacer y tampoco que más aportar a la pregunta.
-¿Por qué han decidido casarse? - inquirió nuevamente y una pequeña confusión se apodero de mí, pues no podía responder a esa sencilla pregunta sin balbucear; era una pregunta fácil para muchas personas que habían decidido casarse, pero para nosotros no lo era, porque ninguno de los dos estaba haciendo esto por gusto propio.
-Porque no-s quer-emos - murmuré algo nerviosa mientras apretaba la mano de Enzo, ya que él se había negado a soltarme.
-Querer no es suficiente, Aura - se quejó mi madre con enojo visible hacia mí.
-Mamá - reprendí, ya que estaba siendo muy imprudente.
-¿Qué? solo estoy haciendo una pregunta simple y ninguno de los dos ha sabido contestarla - ella se cruzó de brazos - ¿por qué quiere estar con mi hija?
Me prepare para hablar nuevamente, pero Enzo me interrumpió.
-¿Quién no quisiera estar con ella? - preguntó de vuelta, sin perder su serenidad.
-Siento mucho lo que voy a decir, ¡pero los hombres como usted no se fijan en personas como Aura! - gruñó.
-Mujer - regañó esta vez mi padre.
-Estoy diciendo la verdad, es un hombre de clase y prestigio, por el contrario, Aura es totalmente distinta, no sé qué es lo que pretenden con este matrimonio - se negaba a mirarme a los ojos, estaba muy molesta, se le notaba en todas las facciones de su rostro.
Enzo sonrió con malicia, y yo me preocupe aún más, no sabía que diría, ni tampoco que haría, estaba a punto de colapsar y caer desmayada ahí mismo.
-Entonces, lo que está tratando de decir es que Aura no es suficiente para mí ¿no? - sus palabras fueron pronunciadas con una extraordinaria calma y firmeza, produciendo que mi madre bajara la mirada y se mantuviera en silencio, dando a entender que era cierto lo que él había dicho, no pude evitar sentir en una vaga tristeza que estaba segura se reflejaba en mis ojos - pues creo que el único que no es suficiente soy yo, y quiero esforzarme en serlo todos los días de mi vida, porque estoy seguro que Aura es la única mujer que quiero dentro de ella.
Enzo acaricio con sus dedos mi mano, y no pude evitar mirarlo, él enserio sabia mentir muy bien.
-Eso es suficiente para mí - habló mi padre mientras nos dedicaba una pequeña sonrisa. Mi padre siempre había sido un hombre amable, y crédulo, por eso no pensé mucho en él al aceptar este compromiso, pero, por el contrario, mi madre era cuidadosa y desconfiada, sabía muy bien que se opondría en todos los sentidos, además siempre ha dicho que las personas con dinero desprecian a las personas como nosotros, no le sentaría muy bien la noticia de que su hija se casara con un hombre tan influyente.
-Pues yo no creo nada - dejé salir un suspiro- señor Barnes, debe comprendernos, Aura jamás nos ha hablado de usted, si quiera a dicho su nombre una sola vez y ahora está aquí diciendo que se va a casar con ella.
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Infierno De Seducción +18 ©
Romance¿Qué estás dispuesto a sacrificar por el deseo y la pasión desenfrenada? ¿Qué consecuencias trae consigo la pasión desenfrenada en un mundo dominado por la corrupción? El ajedrez es un clásico juego de estrategia donde el objetivo es derrocar al re...